“- (…) La experiencia me ha demostrado que estas locuras de agua mansa, sin arrebatos, sonrientes, dulces, apacibles en apariencia, son las que agarran y no se van. No temo a las brutales locuras de la sangre, sino a las poéticas, las refinadas, las delicadas, las finas… Yo les he puesto, allá en mi nomenclatura interna, este nombre: «locuras del aire»…”
Texto: Extracto de “Aire”, de Emilia Pardo Bazán
Imagen: El río Guadalaviar a su paso por Albarracín.