Lola y el chico de al lado, de Stephanie Perkins

Lola y el chico de al lado
de Stephanie Perkins
Lola es rara. Muy rara. Es algo así como una muñeca, entre Pin y Pon y Polly Pocket. Lleva peluca y vestidos a cada cual más extravagante. Su sueño es acudir al baile de fin de curso disfrazada de María Antonieta subida en sus plataformas. Sinceramente, si la viera por la calle me giraría para mirarla de arriba abajo y si fuera con alguien, seguro que comentaría sus pintas. Supongo que por eso me cautivó tanto cuando leí su historia. Lola y el chico de al lado tiene una fuerza propia y nace directamente de su protagonista. Aunque no debemos olvidar la pluma de Stephanie Perkins, fiel al estilo al que nos acostumbró con Un beso en París.

Para la diseñadora de moda en ciernes Lola Nolan, las prendas de ropa más llamativas, más brillantes, más divertidas, más salvajes, siempre son las mejores. A pesar de su estilo extravagante, Lola es una hija ejemplar y una buena amiga, y tiene grandes planes para el futuro. Todo en su vida parece bastante perfecto (incluso su guapísimo novio roquero) hasta que los gemelos Bell se mudan de nuevo a la casa de al lado. 
Cricket Bell ha vuelto y quiere arreglar los problemas del pasado. Y Lola deberá reconocer sus verdaderos sentimientos hacia él.

Las comparaciones son odiosas y por eso voy a evitar comparar esta novela con su companion. Son dos historias distintas con personajes completamente diferentes (¡aunque aparecen Anna y Étienne!) y el mensaje es también diferente. Si en Un beso en París era que el hogar se encuentra allá donde está el corazón, en Lola y el chico de al lado es que debes ser fiel a ti mismo, a lo que realmene eres. Puede sonar típico y tópico y típico de nuevo, pero… ¡No está de más escucharlo otra vez! Y gracias a la voz de Perkins, parece una idea completamente nueva. Lola es un personaje muy especial y aunque su historia no sea la séptima maravilla en cuanto a originalidad se refiere, tiene un algo. Ese algo inexplicable que responde más a sentimientos que a hechos.
Lola tiene ese algo especial. Y también tiene muchas pelucas en su cuarto, un fuerte carácter, dos padres y un novio ni demasiado bueno ni demasiado malo. Me ha gustado ese detalle: los personajes no son blancos o negros. Los personajes están ahí para cumplir su función dentro de la trama, pero al mismo tiempo son personas con sus más y sus menos. Es una montaña rusa: a momentos me han caído bien y a sus momentos mal. Me han estresado, les he querido pegar un buen puñetazo en la nariz y he amado su ternura. Los secundarios, además, tienen fuerza y acaban por atraparte también. Me voy a contener al hablar de Cricket (siempre imagino un grillo cuando pienso en él, por cierto) y voy a decir simplemente que me han encantado los detalles de las pulseras de goma o las manos garabateadas. Son sólo detalles, pero me han permitido imaginarme a todo el personaje. Ah, ¡y es inventor! Un minipunto para Perkins para crear un personaje tan especial. Lola y él son una gran, gran pareja. A cada cual más raro (en el buen sentido).
La historia no tiene mucho misterio. Es una historia ligera, fresca, muy a lo Perkins. Previsible en algunos puntos, sí, pero no por ello menos especial. La importancia de la familia es palpable en cada sílaba, en cada letra, en todos los personajes secundarios. Sigue así lo que empezó en Un beso en París, como sigue también con las localizaciones especiales. Sin en la primera novela fue la capital francesa, en esta ocasión es el turno de San Francisco. Aunque me hubiera gustado conocer un poco más de la ciudad, la ambientación es perfecta para el libro. De nuevo, da la sensación de conocer la ciudad a la vez que podrías imaginar que la historia sucede en cualquier otra parte.
No puedo terminar sin hablar de las apariciones estelares de Anna y Étienne. Esperaba algo más fugaz, algo más “Sarah Dessen”, pero nada de eso. En Lola y el chico de al lado, Anna y Étienne son dos secundarios con todas las de la ley. Y si te gustó Un beso en París, como es mi caso, te encantará leer un poco más sobre estos dos personajes.
Ni mejor ni peor que la anterior, simplemente diferente, esta nueva novela de Stephanie Perkins mantiene su esencia pero sin olvidar ese toque de originalidad que la hace especial. Con unos secundarios con fuerza y vida propia y unos protagonistas inigualables, no puedo más que recomendar su lectura. A mí, desde luego, me enamoró.
Historia:             Personajes:   Estilo:                    Ritmo:             

Te gustará sí… te gustó Un beso en París.