Ganas de abrazarte
Ganas de salir corriendo a donde estés.
Ganas de llorar.
Ganas de todo.
De no escuchar más a nadie,
de no aguantar más a nadie.
De viajar.
Ganas de dejar todo atrás.
Dejarme a mí misma atrás. Eso es lo más importante.
Olvidarme de mí
y de mi historia.
De mi enfermedad
y de mis culpas.
De mi manía de intentar
arreglar todo.
Sanar todas las heridas
(menos las propias, por supuesto).
Amaneció
y estuve tan triste
que hubiera desaparecido.