La última cinta del director manchego es una mezcla de drama romántico con tintes melancólicos que funciona solo a ratos, siguiendo la tendencia de sus ultimas películas (salvando Volver) Almodóvar consuma un tedio y fallido intento por atrapar al espectador en una historia falta de ritmo y de continuidad con demasiados flashbacks forzados que en mi opinión nada contribuyen a que el espectador se sumerja en la historia. Continúa siendo demasiado recurrente en sus artificios y recurre a los guiños de su película fetiche, Mujeres al borde de un ataque de nervios, para intentar mitigar o no sé si decir solapar en la medida de lo posible, el “gazpacho” aguado que nos sirve en esta ocasión. El único ingrediente con consistencia lo aporta en un plano secuencia la aparición de Carmen Machi que está llamada a ser una de las grandes comediantes de este país. El resto del elenco me parecen demasiado planos: un Lluís Homar descafeinado, una Penélope Cruz falta de la frescura que le hemos visto en las cintas de Volver y Todo sobre mi madre, de Blanca Portillo solamente puedo decir que está correcta. Ni siquiera se salva en esta ocasión la banda sonora que están especialmente cuidadas en las cintas de Almodóvar, aquí pasa de puntillas por nuestros oídos sin arrancarnos un solo sentimiento que no sea el de indiferencia. El principal defecto de la peli radica en ser demasiado pretenciosa, con referencias a películas claramente superiores, Pedro se pavonea por el precipicio al parafrasear a Viaggio in Italia: “Te querré siempre”, o guiñar al Ascensor para el cadalso o Fanny y Alexander… ¡qué más querrías tú! En definitiva, habrá que esperar la próxima peli del otrora prolijo manchego, para ver si resucita de sus ultimas apariciones “pseudosnobs” y es que cada vez parece más un nuevo rico que quiere impresionarnos con sus medios técnicos que con su talento.