Ramón Gil apunta en su linterna una arruga
y yo la malinterpreto.
No es así, no es así... dice
y gira el cuello delante de su voluntad
y gira el cuello detrás de su negación.
Me suicidé de hambre como otros se suicidan de tranvías, dice.
Me conozco hasta mi tercera mandíbula, dice
(aquí Ramón Gil relincha
y mi sordera escucha su estruendo).
Yo le doy pan duro para calmarle
pero él no quiere saber nada, nada.
Insisto con mis migas contándolas
y él guarda la segunda y la cuarta
en un bolsillo de fieltro azul
que sobresale de sus alas.
Conduzco una hormiga hasta su perfil
y le propongo una tregua.
Imposible, imposible... dice.
No ves mi córnea encarnada
y mi vesícula amarilla?
No ves mi lápida vuelta en mi medida?
No ves esta araña que deshace mi tela?
No ves mi futuro calculando mi despedida?
Abandono,
hoy como café negro y frío
y brindo por su luna,
por sus ojos, por su cráneo redondo.
Ramón Gil nieva solo.
Ilustración: Ji Dachun, Print collection (4 works), 2005