“Si en España existen más de quinientos establecimientos de hostelería con el nombre de «Las Vegas», no hay motivo para impedir que en Madrid se abra un «Bar Faisán» como el de don Joseba Elosúa, tan visitado por algunos de nuestros más ilustres comisarios de Policía.
Me ha convencido don Joseba, que se ha visto obligado a rendir visita al juez de la Audiencia Nacional don Pablo Ruz. Su Señoría le ha preguntado a don Joseba el origen de los tres millones de euros que tiene depositados en Suiza a través de una fundación establecida en Liechtenstein, y don Joseba le ha respondido al señor juez que ese dinero es fruto de sus negocios particulares y que nada tiene que ver con la red de extorsión y chantaje de la ETA. Ello me ha animado.”
A. Ussía
Tres millones de euros no son moco de pavo, y el propietario de tan cuantiosa fortuna se dedica a atender un establecimiento hostelero de segunda categoría en Euskadi, sirviendo tapas, vinos y bocadillos. A uno se le antoja más plausible, disfrutar del dinero, bien resguardado en un paraíso fiscal, en pequeñas dosis y en cualquier país caribeño, por poner un ejemplo, en vez de soportar la humedad del norte y aguantar la habitual parroquia del chigre. El Sr. Elosúa es un profesional sacrificado de la hostelería porque, con tales medios económicos, sigue al pie del cañón, atendiendo clientes de todas las ideologías, y hasta funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía, por eso de que en Euskadi, se conoce casi todo el mundo. Tres millones de euros en un paraíso fiscal, cobrando el chato de vino a un euro, supone, lógicamente, tres millones de chatos, casi nada. A doscientos vinos diarios, que ya está bien, tardaría cuarenta y un años largos en facturar esa cantidad de dinero, aún suponiendo que el cien por cien de la caja fuese beneficio; una simple operación matemática serviría para concluir que, con un margen del cincuenta por ciento y semejante venta de vino, necesitaría más de ochenta años, en el supuesto de que todo el margen comercial se ahorrase, y no pagase impuestos ni gastase en comer y vivir. No me extraña que el Sr. Ussía pretenda emularle y montar un negocio similar en Madrid. Cualquiera no.