(monje cisterciense del monasterio austriaco Heiligenkreuz)
La música religiosa tiene mucho que ofrecernos.Nuestra tradición europea cuenta con una joya musical cuyo valor sigue intacto desde el siglo VII: el canto gregoriano, que ,debido a un juego de armónicos, emite una vibración determinada a toda la caja craneal, favorece la producción de ondas cerebrales alfa y activa la glándula Pineal,segregando endorfinas.
Todas estas propiedades junto con las producidos por la música de Mozart y otros elementos, fue lo que también descubrió el famoso médico otorrino Tomatis y que aplicó en su método Tomatis con excelentes resultadosAdemás de estos beneficios fisiológicos, el gregoriano es para los monjes una forma de rezar, “un vehículo para hablar con Dios”. Como dijo San Agustín: “el que canta bien, ora dos veces“.Sus cantos aportan paz, serenidad, consuelo, armonía y tantas sensaciones ausentes en el estresante y ruidoso mundo actual.>