Revista Literatura

Los bonobos

Publicado el 04 abril 2016 por José Ángel Ordiz @jaordiz

Una condición que deben cumplir estos artistas (masculinos, femeninos o neutros) es que estén vivos cuando aparezcan en este blog con sus respectivas plumas, con algo de su arte.

Aunque pudiera parecerlo, no es una condición baladí: dudo, y dudo mucho, que los artistas difuntos aceptaran mis invitaciones presentes o futuras; unos convertidos en ceniza, otros en los puros huesos, todos tan callados siempre por más que sus obras hablen y hablen en su nombre. Además, o principalmente, ¿cómo podría saber yo, ellos callados como muertos, venga a callar y a callar, si están satisfechos con los resultados de estas ediciones digitales de alguien que aún no calla? ¿Arriesgarme a que, cuando también yo calle para siempre, caiga sobre mí algún tipo de ira celestial, infernal o neutra? ¡Ni hablar! Que no, que no me arriesgo. Y punto.

Hoy ha llegado la hora de JUAN RE CRIVELLO.

LOS BONOBOS

Aunque de Juan Re copié la idea de las invitaciones (no, no es mía, poco o nada tengo yo de original), hoy mismo me puse en contacto con él para cerciorarme de que seguía entre nosotros.

-¿Estás vivo, Juan?

-Creo que sí. Qué quieres.

-Avisarte de que ha llegado tu hora.

(Tomen nota los artistas siguientes de que su deceso invalida de inmediato mis invitaciones. En caso de que sea este blog el fenecido, tomen nota de esto otro: a pedir cuentas al rey, no a mí)

Adelante, Juan, estás en tu casa.

4-El amor, la poesía y los bonobos "Malou tiene algo en la mirada que no puedo describir. Cuando te mira sabes que allí dentro hay algo más. Es una criatura que me conmueve profundamente"

(Malou es una hembra bonobo de 4 años y medio)

La aparición en escena de un buen amigo y poeta me hizo preguntar por la poesía. Una inquietud un tanto retórica y con dificultades en un mundo donde aflora la violencia, el hambre y la constante irracionalidad humana. Pero pude recordar que en una clase de filosofía, durante una charla mantenida con dos alumnos, en el texto que analizábamos se hablaba de los simios bonobo como los únicos animales que eran capaces de separar las necesidades reproductoras de las necesidades sexuales.

Aunque en un principio provocaría las habituales carcajadas, mi reflexión fue la siguiente: Son los únicos que comprenden qué es mantener la especie y lo que significa irse de copas.

En la entrevista, Brian Hare define a los bonobos como "pequeños, con caras finas y negras y labios intensamente rosados. Suelen caminar largas distancias en posición bípeda. Yo quiero mucho a los chimpancés porque he trabajado con ellos, pero a los bonobos los adoro. Un chimpancé es ese chico del colegio que uno quiere ser; el bonobo es aquel con el que uno siempre quiere estar. Son muy divertidos, te miran directamente a los ojos y... sí, sé que no debería humanizarlos, pero se las ingenian para convencerte de que significas algo para ellos".

Para retomar nuestro hilo de reflexión, hacer poesía es este segundo aspecto de nuestra calidad animal. Al escribir uno se enfrenta a la vasta sensación de soledad que provoca nuestra separación de la naturaleza primitiva.

¿Y qué enunciamos? Todo lo que no es reproductivo. La muerte, la des-validez, la furia del amor, la complicidad con el gusto inmediato y excitante, la miseria y el egoísmo, la imbecilidad del poder, la carencia de afecto paterno o materno. Pero todo lo traducimos en imágenes y, con fe ciega, lo incrustamos en nuestra memoria. Desde este territorio liberamos las líneas que impregnan diferentes versos.

En la revista Muy Interesante , Brian Hare agrega: "Yo estudio cómo se relacionan entre ellos sin tener en cuenta el rango social, la jerarquía o el sexo. El objetivo final es hallar las raíces de nuestra propia convivencia. Si queremos conocer la evolución humana, necesitamos trabajar con bonobos porque nuestro ancestro probablemente era muy similar al suyo. El biólogo Richard Wrangham, de la Universidad de Harvard, estudia primates en libertad. Según él, los chimpancés son como los pandilleros de las ciudades que no se llevan bien entre ellos. Van a las tribus vecinas a matar a los machos jóvenes, igual que los humanos cuando hacemos la guerra. Wrangham se dio cuenta de que los bonobos no son así. Nunca se ha observado una interacción fatal entre distintos grupos. Tienen relaciones pacíficas".

Elegí este fragmento, dentro de la extensa obra que me regaló Juan Re, por tres razones principales:

  1. Representa a la perfección la continua interacción de sus textos con textos ajenos, lo que permite al lector beber sabiduría de varias fuentes a la vez.
  2. Nada sabía yo de los bonobos, de su inteligencia y bondad ejemplar.
  3. Me gustaría ser un bonobo (demasiado tarde para mí, pero no para otros y otras).

Juan Re Crivello

LOS BONOBOS

Además de experto e infatigable bloguero (su sitio web: Barcelona), escribe libros desde la primera página hasta la última. Además de escribir libros enteros, es profesor. Además de profesor, es empresario. Además de empresario, está vivo.


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