Los celos

A menudo nos pasa que momentos en los que estamos en caliente nos dejamos guiar por nuestros impulsos. Un acto que suele jugarnos malas pasadas y nos hace tomar decisiones  antes de barajar las posibles soluciones. Y después con el tiempo cuando ya se está en frío, nos damos cuentas de que tomamos el camino incorrecto y que a fin de cuentas nos hemos enfadado y desenfadado solos.

Ocurre mucho con los celos, es ver algo, algún gesto que consideramos que pasa la línea entre la amistad y la infidelidad. Hablamos de ex parejas o salimos cada uno por su lado. Son situaciones en las que el fueguito ese desagradable entra por el pecho y se queda un buen rato. Se intenta controlar y se ocupa la mente en otras tareas. Esto, en el mejor de los casos porque más de un o una dejo que los impulsos actuaran antes de tiempo y no controlaron la situación.

Pues bien, a quién queremos engañar. Pasa a todos y me atrevería a decir que al que no le ocurra que revise los sentimientos hacia la otra persona. Y pasa, porque acompaña a la posesión, que viene con el amor. No una posesión obsesiva, nada más lejos de la realidad, sino la posesión que hace que tu pareja sea tuya y de nadie más.

La confianza es un pilar importante frente a los celos. Y puede ser grande, puede aplacar cualquier instinto que estos acarren. Pero aun así no los neutraliza del todo. Lo mejor es esperar. Dejar pasar el tiempo, tomar aire, y en casos de emergencia, dar un paseo y pensar. Un vez que se piensan estas cosas todo va pasando. Así, tú te relajas, los celos corren y tu pareja está también tranquila. Eso sí, cuando el caso este muy claro, ante la duda, siempre es mejor una ruptura.