El "Vitruvio" que cuenta en mi página web Gonzálo Alcalde es casi una estampa ya para el recuerdo. Hace ya algunos años realicé un reportaje fotográfico en la Sierra de Herreruela de Castillería, allá donde los chozos y las majadas se asoman al valle de Mudá. Aquello era la gloria: los chozos como almas y al fondo la llanura:
A Polentinos venía todos los años una familia de Salamanca. El padre, Juan; la madre, Ulpiana y tres hijos solteros: Perfecto, Román y Bonifacia. Con ellos venían también dos hijos ya casados, acompañados de mujeres e hijos. Y todos ellos se repartían en dos chozas pequeñitos situados en las majadas de Linares y el Pendillo. Claro que, en aquellos años, los chozos se prestaban a todo porque los pueblos se molestaban en cuidarlos.
Vitruvio y sus anhelos me devuelve la estampa de la Sierra, cuando los chozos eran como almas gigantes, puestas allí por la naturaleza para refugiar al caminante.