Los coches grises no son para el verano

Publicado el 12 septiembre 2016 por Rubén Rubén García Codosero @RCodosero

Ni los coches grises son para el verano, ni la vida es para los grises.

De un tiempo a esta parte, me atrevo a afirmar que desde la era de Pegaso, Seat o Barreiros el parque automovilístico Hispano se ha amoldando en la rutina de los coches grises.

Se alinea con el pensamiento de la mayoría. Un camino bipolar donde apenas hay opciones donde elegir. De la lejana época de los Cadillac, Mustang, Citroën 11 Ligero o los míticos Seat 600, nada nos queda.

De una época donde para gustos, colores (vehículos de todos los tamaños, formas y colores) a esta época donde la Ikea o Primark de la automoción (léase Kia, Hyunday) todo lo replican hasta la saciedad. Distinguir un Renault, de un Toyota o un Audi de un Kia es cada vez más difícil. Solo reparando un poco en el logotipo de la marca podremos distinguirlos, ya que poco cambian en sus formas, disposición y tipo de faros, llantas o longitudes.

Y para gustos colores, coches grises, gris perla, gris metalizado, negro, oscuro o el económico blanco. Pueden decir los fabricantes que las modas, que es lo que demanda el usuario, pero nos han quitado el color de la calle, de las carreteras, de las autopistas. Apenas se ven vehículos rojos, amarillos, verdes suaves, azules turquesa, celestes, oros.

Nos han robado la calle, el gris y el color oscuro nos rodea en todas las ciudades, en todos los países. Solamente en Montecarlo, Marbella y otras similares,  el rojo Ferrari, el azul de Aston Martin, el brillo de MCLaren no hace que el gris, que el conformismo ocupe el inconsciente a través de la retina.

Hemos convertido lo feo en normalidad, lo clónico y la imitación en rutina. Y por ende el futuro es una vieja cinta de cassette con auto reverse infinito (para youtubers, reproducción continua).

Normalización de lo anormal.

Quizás esta falsa realidad de normalidad nos de un espejismo de tranquilidad. Quizás sea lo normal para tu vida. Pero haz una simple prueba, cuando veas a un conductor de un vehículo diferente, observa su cara y verás como sonríe. Por diferente me refiero a un vehículo con un color distinto al gris, al blanco, al negro  y sus mil mezclas.

Verás que estás contemplando a una persona con personalidad, quizás un día les multen por el color de su coche, cosas más raras se han visto…

No hace falta un Maserati para ser feliz, aunque es cierto es que su visión no deja indiferencias, solo hace falta como tantas veces he dicho, que escapes de los grises, tú vida te lo agradecerá.