Todos los días a eso de las 9 de la mañana empiezan los saludos, quizás el informe del día. Todos los días. Se van pasando el mensaje en una especie de círculo comunicativo: rodeándonos. De una casa a la otra, de un ladrido al otro. Empieza el perro uno, luego ladra la perra dos y el tres y así, como un teléfono roto. Luego todxs al tiempo, luego, asumo, en otros ritmos perrunos de esos incomprensibles. Yo sólo los escucho cuando visito a mi mamá y papá. Ellxs, en cambio, de tanto ladrido diario -el de los perros, no el de mis papás, que no lo sé-, seguro que ya han ido avanzando en la decodificación del mensaje secreto, pero aún no me presentan ese informe. ¿Qué se dirán?