Amin Maalouf es uno de mis escritores favoritos. Me gusta todo lo que escribe y sobre todo, cómo lo hace. La lectura se me hace amena, relajada, me gusta cómo enlaza unas palabras con otras, cómo compone las frases, me gusta la reacción que tiene mi cerebro ante la lectura de sus escritos. Me es difícil explicarlo, pero escriba sobre árabes, guerras religiosas, amor, relaciones o lo que sea, lo leo con un placer que no me producen otros escritores. Me pasa parecido con Saramago. Son personas extremadamente sensibles a los sentimientos humanos y eso lo transmiten maravillosamente en sus escritos...Pero qué estoy haciendo!!!! Qué tendrá todo esto que ver con el objetivo de mi blog! Bueno, pues mucho, aunque sólo por hoy. Y es que hace un par de semanas gané un concurso de relatos cortos que convocó Little Kiss, la empresa de ropa interior. Y claro, yo ya me meto en el mismo saco que Saramago y Malouf.
Este es el enlace: http://littlekisslingerie.wordpress.com/2012/11/20/concurso-relato-little-kiss/
Y este es el relato:
ACTIVIDADES DE EMPRESA
Aquello iba a resultar de lo más incómodo. Siempre he sido muy olvidadizo, aunque aquella ocasión iba a ser la madre del cordero. Dios, qué haré cuando llegue el momento de acostarme, allí, al lado de mis empleados. Un jefe no puede aparecer en calzoncillos y camiseta interior ante personas que le hablan de usted. Además, la elección de la ropa interior tampoco había sido muy oportuna. Y encima con este pantalón corto modelo scout de pacotilla. Y eso que la noche anterior, antes de dormirme, recordé que no había metido el pijama en la mochila y tomé nota mental para hacerlo nada más levantarme. Por supuesto, el asunto no obtuvo de mí ni un pensamiento más.
El día estaba siendo agradable, con todos esos juegos, aunque no me sentía totalmente integrado. Los chicos parecían divertirse y bromeaban todo el tiempo entre sí, incluso me pareció descubrir alguna mirada con más picardía que la deseable entre compañeros de trabajo. Para mí reservaban un comportamiento más respetuoso, más distante, no olvidaban que yo era un superior. Sin embargo, yo me sentía bastante torpe en aquel ambiente campestre. No tengo ni idea de encender una fogata ni de orientarme en la montaña. Incluso he tenido que comprarme unas deportivas para la ocasión. Pero si hasta tengo alergia a las picaduras de mosquito. Y a orillas de un lago, los insectos se lo comen a uno.
Llegó la noche y el momento más temido por mí. En la tienda de campaña dormiríamos seis personas: el informático, el ayudante de mantenimiento, la bibliotecaria y su nueva becaria, la secretaria de gestión interna y yo. Durante toda la tarde había estado pensando en una estrategia para no quedar como un fantoche, así que llegado el momento, antes de apagar el “fuego de campamento”, me despedí de todos y entré en mi tienda, dispuesto a desvestirme rápidamente y meterme en el saco de dormir antes de que llegaran los demás. Pero cuál fue mi sorpresa cuando me encontré la tienda ya ocupada, ni más ni menos que por Rosa, la bibliotecaria cañón, medio desnuda y con un montón de ropa interior esparcida por toda la tienda. Aquello parecía una tienda de esas que venden bragas y sujetadores, corsetería creo que las llaman. Ella no pareció sorprendida, al contrario, me miró y me susurró: “Por fin llegas, jefe. Te estaba esperando. Me das un little kiss?”
El relato tenía que ser cortito, de medio folio, y tenía que utilizar unas palabras concretas, que he destacado. El premio era tan sólo un pijama, pero oye, qué calentito para Villar. Estoy encantada.
Por otra parte, ya se acerca la Navidad. Llevo ya como un mes haciendo adornitos para el árbol, llaveritos con forma de reno, y unas cuantas cosillas con la intención de llevarlas al estanco de Villar, a ver si vendo alguna cosa. Pero, como me pasa casi siempre, no acabo de completar todo lo que quiero porque, o bien me llegan encargos de otras cosas o bien vendo las cosas navideñas que voy haciendo. De hecho ayer mismo vendí una docena de adornos para el árbol. Pongo unas fotos, que quiero tenerlas editadas en el blog para la posteridad:
Empiezo por unos broches de entre 5 y 6 cm., en redondo y con una combinación de colores muy bonita. Para el amigo invisible sería ideal cualquiera de ellos.
Y he hecho algunos modelos de adornos para el árbol de Navidad, que oye, me han quedado monísimos. Además, estoy haciendo un cursito de fotografía y aún parecen más bonitos.
En primer lugar he hecho unas bolitas en blanco con el gingerman (pin comprado en Holanda) y con un lacito vichí ideal. De estas sólo hay 12 unidades, porque son los pines que tengo.
Y otra versión con el lacito azul y blanco de rayitas. En segundo lugar he hecho unos colgantes de gingermen en colores poco navideños pero muy resultones.
En tercer lugar, he hecho unas bolitas con un arbolito bordado y un lacito, que han tenido mucho éxito incluso antes de haberlas acabado.En cuarto lugar, un grupo de bolitas con estrellas de colores, muy resultonas. Y la foto, pues ya ves, estupenda.Y por último unos renos preciosos que serán los reyes del árbol. De estos he hecho por lo menos 18.
Además de los colgantes para el árbol, y pensando en esas fiestas en las que quieres llevar un detallito para todos, o ese amigo invisible de tus hijos, te presento al reno Macareno, con forma de llavero.
Tengo alguna otra cosilla, pero no me deja subir las imágenes, así que lo dejaré para una próxima entrada del blog. De momento sigo haciendo renos, unas azafatas, unas abuelitas, ¡hasta un cura tengo que hacer!, que, por supuesto, subiré en cuanto pueda.
Hasta la próxima entrada.