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A la venta el 7 de marzo
Abril está obsesionada con sus sueños. Desde que se cruzó con ese desconocido en la biblioteca, él se le aparece cada vez que se queda dormida. En su mundo onírico, el chico es Víctor, un burgués de la Barcelona de 1914, y ella... Ella ni siquiera es ella misma, sino Marina, una obrera que vive en el mismo edificio que Víctor.
Mientras la historia de los dos jóvenes del pasado avanza noche tras noche, Abril lucha por mantenerse al margen de las emociones de Marina e intenta descubrir qué significan esos sueños.
Siempre es difícil reseñar el libro de alguien que conoces. Más difícil aún si ese alguien es tu amigo. Pero, cuando ese alguien es tu mejor amiga, con quien compartes Madriguera y blog... no hace falta que lo explique, ¿verdad? Llevo meses pensando en esta reseña. De hecho, comencé a escribirla allá por agosto, cuando leí la historia por primera vez.
¿Que por qué? Porque sabía que esta novela se publicaría. Llamadlo intuición, llamadlo corazonada... pero lo sabía. Y al pasar el tiempo ha resultado que no me equivocaba. El caso es que llevaba meses pensando en esta reseña, y ahora que ha llegado el momento, he borrado todo lo que tenía para comenzar de nuevo. No me hago responsable de lo que pueda salir de aquí.
Normalmente no me gustan las historias románticas. Rara vez leo una historia en la que la trama romántica sea lo principal, y cuando en una novela la trama romántica se come a la principal me molesta mucho. Entonces, ¿por qué me ha gustado tanto Los días que nos separan? Porque tiene algo, y ese algo es esa magia especial que pocos libros tienen y que te hace enamorarte de ellos por completo. Y la historia de Laia está impregnada por completo de esa magia.
Hablar de Los días que nos separan es hablar de Abril, y hablar de Abril es hablar de Víctor y Marina. Ellos son el origen de la magia de esta novela. Mi principal problema con las novelas románticas suele ser sus protagonistas: estoy bastante cansado de los típicos guaperas misteriosos (que realmente son todos iguales) y de las típicas protagonistas pusilánimes controladas por sus hormonas. Los protagonistas de esta novela no son así en absoluto.
Los días que nos separan alterna dos historias muy entrelazadas. En el presente conocemos a Abril, una universitaria normal y corriente... salvo por un detalle: cada noche sueña que es Marina, una chica de hace un siglo y que cada vez parece más real. Por las noches sueña y vive la historia de Víctor y Marina, mientras que durante el día trata de averiguar quién es el misterioso chico con el rostro de Víctor que también parece decidido a conocerla.
Sé que la mayoría de las reseñas de esta novela se centrarán en el personaje de Víctor, así que para dar un poco de variedad me centraré más en Marina. Su historia está contada en primera persona, por lo que llegamos a conocerla perfectamente, y tengo que decir que me ha cautivado. Lejos de ser la típica protagonista de una novela juvenil, Marina es una chica que ha tenido que madurar muy pronto para alimentar a su familia, por lo que no tiene tiempo para tonterías como el amor o los caprichos de Victor, el señorito en cuya casa trabaja. A lo largo de la novela ambos personajes sufren una evolución más que notable que es una auténtica delicia para el lector.
¿Y qué pasa con Abril? Después de todo, la historia la vivimos a través de sus sueños. Pues lo siento, pero de ella no voy a decir nada: tendréis que descubrirlo vosotros mismos. Eso sí, no podría reseñar este libro sin mencionar a Héctor y a Mario (sí, en esta novela hay una pareja gay), que posiblemente sean mis personajes favoritos. Gracias, Laia. Tú sabes por qué, y no lo digo solo por esa Nimbus 2000.
No sé qué más decir, salvo que esta novela emociona. Nuevamente creo que los lectores estarán más interesados en la historia del pasado, pero a mí la del presente me ha cautivado por completo. Me emocionaba con cada pensamiento de Abril, con cada mensaje de Leo, con cada no-encuentro. Y es que la mezcla entre las dos historias es simplemente perfecta y maravillosa.
No voy a puntuar esta novela. No me veo capaz. Simplemente os dejo a vosotros la decisión de enamoraros o no de la historia de Víctor y Marina. Ya me contaréis si os animáis.