Me pasó el mes anterior, pero en su momento decidí esperarme a ver si se repetía este mes. Y así ha sido.
Son las 10 de la noche aproximadamente. Estoy saliente de guardia y vengo de haber estado un rato fuera. He preparado una cena ligera (ensalada de atún y queso fresco) y hasta me ha dado tiempo a limpiar los platos.
Escucho unos pasos corriendo desde arriba. No me hace falta abrir la puerta para saber quien es.
Mi casera ha bajado desde su piso (sí, vive arriba) y me ha traído unas cerezas. Al parecer por estas fechas en la sierra de Jaén hay una gran cantidad de cerezos que dan fruto, e incluso es costumbre hacer excursiones y recoger cerezas para luego comerlas. Hace un mes ya lo hizo con un plato de plástico, y el Lunes lo hizo con una bolsa pequeña. A lo mejor el que viene me trae la caja entera.
-Es que me da mucha penita los desplazados -suele decir la señora cuando la estás mirando en un pijama de verano a rayas-, es una pena tener que irse de tu casa para conseguir un trabajo.
Digo unas palabras amables que recuerdo haber escuchado a mis padres y me despido de ella preguntándole por los recibos del agua y la electricidad. Estamos a final de mes y esta es la mejor forma que se le ocurre de recordarme que debo subir a pagar el alquiler de forma indirecta. Yo no soy tonto...
Un día debo escribir una entrada sobre "Death Note"