A mi me vais a perdonar pero yo sigo sin ver la fiesta esta del halloween.Y mira que yo soy muy de fiestas, ¿eh?, que no se diga. Pienso que mientras la gente se divierta y durante un rato se vayan de la cabeza los problemas y los malos rollos, todo sea bienvenido. Pero es que, claro, hay que tener en cuenta que esta tradición no es nuestra y que aunque intentemos adaptarnos, pues no puede ser.Hay algo en los festejos populares a lo que le ocurre como a los acentos. Si tú no eres de Despeñaperros para arriba, tío, no te pongas fino que no das en el clavo ni con una ese. Si por el contrario, no eres andaluz, no lo intentes a la desesperada con la "h" aspirada porque además de parecer una telenovela mala, te van a salir a relucir expresiones como "me tienes toda jarta" que con ese "toda" completo, huele a fraude desde lejos. Pues con el halloween este pasa igual. Ahora mismo estaba yo en la ventana viendo pasar a los grupos de chiquillos disfrazados para el evento. Ellos iban bien, claro, primero porque los niños con poco que les hagas están siempre graciosos y porque además teniendo como tenemos al alcance de la mano las grandes superficies y las tiendas Disney donde se importa todo, pues podrían parecer de alguna población de Dakota del Norte, con sus disfraces terroríficos y sus calabazas en la mano. Pero con ellos iban los padres haciendo pandilla. Los crios eran pequeños y de momento me da a mi que no les queda otra. Se ve que por aquello de participar de la fiesta o quizás por eso de que los padres nos volvemos locos por mantener la ilusión de los hijos, iban también disfrazados. Y ahí ya no, ya la cosa no es igual.Mira que si hay un sitio en el mundo donde la gente sabe ponerse un disfraz es en Cádiz. No tengo ni que decir que vas en febrero por la calle y seguro que acabas riéndote aunque no te emocione el Carnaval. Está claro que en esta tierra hay mucha gente con arte para darle una vuelta a la parodia y al descaro. Pero en halloween no, mire usted, en el halloween la gente no va bien.Yo creo que el tema es que es una fiesta muy triste. En Carnavales se tira de humor y eso cautiva enseguida. Ver a un tío vestido de taza del váter usando de sombrero la cisterna, de tableta de chocolate o de Rajoy pronunciando un discurso tiene su punto, pero qué quieres que te diga, un señor con una careta blanca o con colmillos de plástico, a mí no me dice nada.Aquí en mi plazoleta, de pronto han empezado a sonar los petardos (serán los que quedaron del último mundial que ganó La Roja) a los que los niños que ya empiezan a no serlo, han recurrido para darle un poquito de vidilla a esta fiesta, un esbozo de marcha a esta cosa tan lúgubre en la que nos han introducido a la fuerza. Así que aquí estoy, no sé si en Estados Unidos o en las Fallas de Valencia. En fin, señores, Feliz hallo...lo que sea, que ustedes los asusten bien y sobre todo...que se diviertan.