Decides:
Empezar de cero.
Dejar atrás aquello que no te retenía, pero te hacía avanzar a un ritmo que no era el tuyo.
Descubrir la salida de aquel laberinto por ti mismo.
Dejar que los detalles, antes ignorados, cubran todos y cada uno de tus sentidos.
Pensar un poquito más en ti y dedicarte más tiempo.
Sonreír cuando te mires al espejo.
Darle importancia a lo que realmente importa.
No planear un futuro y que la vida te sorprenda.
Caminar hacia tu destino, en lugar de correr.
Y son esas decisiones las que te hacen olvidar los efectos secundarios de la vida.
Decides ponerte bajo la lluvia, cerrando el paraguas, porque sabes que el resfriado es el efecto secundario de haberte sentido vivo y real durante unos instantes.