Los emisarios farsantes de la fe

Publicado el 19 febrero 2013 por Polvoegallo
Produce tristeza, y rabia al mismo tiempo, testimoniar cómo muchas personas utilizan los nombres de Dios y de Jesucristo para conseguir beneficios personales: Dinero, propiedades, sexo (son abundantes los casos en este aspecto, como si la feligresía tuviera que demostrar la fe en la cama), prestigio social, poder político, entre otras cosas. Es decir, con tal actitud se incurre en el denominado tráfico con la fe. 

Este es un fenómeno que se presenta a lo largo y ancho del Mundo, como también vale decir que no es cosa de ahora; pues, la Biblia habla sobre la existencia del mismo incluso desde antes de Cristo. Esto, indudablemente, no es más que obra del ángel de las tinieblas; en su afán de mostrarse más poderoso que Dios.

Lo peor es que hay mucha gente que sabe que otras personas han sido víctimas de falsos profetas, de unos inescrupulosos que se llaman o se hacen llamar "pastores", o que ellas mismas han sufrido en carne propia múltiples atropellos, pero aun así continúan postradas a sus pies. 
Desde luego, como en todo, en este caso no hay que generalizar; pues, sin duda hay quienes cumplen la misión de predicar la palabra de Dios, la misma de Cristo, con honestidad, con absoluta vocación por dicha causa.
Considero importante diferenciar entre lo que son los pastores y los falsos profetas: Los pastores son los que, luego de haber tenido unos avanzados estudios sobre la Biblia, con su correspondiente interpretación, deciden predicar la palabra de Dios. Lo hacen como una forma de ser unos apóstoles que transmiten sus mensajes, como lo hicieron los apóstoles de Cristo. Cabe precisar que hay ocasiones en las cuales aparecen pastores que, realmente, no tienen la suficiente preparación para realizar dicha tarea; pues, se encuentran casos donde más saben de la Biblia algunas personas que la han leído poco, antes que los anteriores.
Los falsos profetas son aquellos que manifiestan que son ellos los nuevos mesías, los enviados de Dios. Es decir, anuncian ser Cristo. Estos aparecen en menor proporción con respecto a los pastores; los cuales en cierta forma, cuando actúan con intenciones perversas, oportunistas, también merecen ser tenidos como falsos profetas.
Resulta desconcertante escuchar a muchas personas decir: "Definitivamente, la mejor forma de hacer plata fácil es montar una iglesia cristiana". Ciertamente, esta percepción hoy en día abunda. Es por tal razón (sin desconocer que hay quienes lo hacen de buena fe, sin el propósito de enriquecerse o beneficiarse de otras maneras a costillas de la fe), que hoy en día existen sectas por montones. En una cuadra de un barrio (hablo del caso de Colombia, y seguramente pasará lo mismo en otros países) uno puede verlas en cantidades enormes. No es mentira, alguna vez me tocó vivir en Bogotá teniendo a cada lado dos de dichos sitios.
Estas sectas son las que han acabado con la Iglesia Católica, sin duda. Tienen, sobre todo las grandes, un poder sorprendente, en lo económico, en lo político, en lo social en general. Hay unas que poseen unas infraestructuras físicas propias que son impresionantes. Todo conseguido, desde luego, a costillas de los diezmos y demás contribuciones de los feligreses, quienes nunca aparecerán ni en sueño en las escrituras de tales propiedades. También hoy en día se apoderaron de muchos medios de comunicación, pues están en la prensa, en la radio, en la televisión, en la Internet (no hay red social en la que no aparezcan). En fín, acuden a todos los medios masivos para atrapar a los fieles.
Con el fin de atraer a la clientela (hablando de las sectas que son constituidas como un negocio), recurren a infinidad de trucos para mostrar que ha habido "milagros". En Unas ocasiones hay pastores que dicen que los milagros han sido de Cristo, o de Dios; como también en otras manifiestan que han sido ellos los artífices de los milagros, al estar iluminados por la Divinidad.

Les cuento esto a manera de anécdota (o mejor, como testimonio): Una vez acompañé en Bogotá, por mera curiosidad, a una persona a una de las incontables sedes de la iglesia conocida como "Oración Fuerte al Espíritu Santo". Luego de las prédicas y de muchas pantomimas sobre los milagros (donde muchos se desmayan dizque por el poder de la oración que ellos hacen), llegó la hora de los diezmos. Desfilaba la gente, pasando por un altar, a depositar la plata. Hubo personas que no aportaron, porque supuestamente no tenían cómo. Entonces, aparece el pastor (brasilero) y dice: "Sé que hubo hermanos que no pudieron hacer sus contribuciones porque en este momento no tienen dinero en sus bolsillos. Saben que el Señor se ofende cuando no se le honra con las limosnas. Entonces, para que no haya quien sienta esa pena de no haber entregado algo de dinero, les pido a los hermanos que puedan que pongan en las manos de quienes no tienen algo para que ellos lo puedan aportar...". 

Bueno, finalmente resultó que prácticamente no hubo quien no aportara (la verdad es que no recuerdo si yo me metí la mano al dril, y si lo hice no fue por haber sido embrujado por las palabras del pastor). Después, en medio del culto vi cómo por entre la multitud se abría paso un auxiliar de la iglesia (también brasilero) cargando al hombro una pesada tula (más grande que el sambá que utilizan los boxeadores para sus entrenamientos) repleta con los aportes de la feligresía (billetes, monedas, cheques y alhajas). El pobre iba hasta sudando, por el insoportable peso de la carga que llevaba. Pobrecito, pues no es justo que tenga que repetir el mismo ejercicio varias veces al día, todos los días del año.

Esto sucedió en una de las monumentales sedes de dicha secta, donde en ese momento había aproximadamente unas dos mil personas. ¿Se imagina usted cuánto se pudo recoger en dicha tanda de aportes? Como negocio es negocio, tales iglesias hacen cultos hasta más de siete veces al día. ¿Cuánto dinero recogen las sectas más grandes sabiendo que hacen varios cultos al día, durante todo el año, sin interrupciones; llueva, truene o relampaguee? ¿Y a dónde va a parar dicho dinero?, pues a la compra de propiedades de todo tipo para quienes las manejan, para lujos habidos y por haber. Es que ni un tinto reparten en los cultos. Quien lo quiera tiene que comprarlo en las cafeterías y restaurantes que los pastores han montado en la misma iglesia, porque la plata hay que buscarla por todo lado. 

Sé que lo que aquí digo no es un descubrimiento de este pecho; pues, se trata de algo que es bastante conocido. No obstante, me refiero a esta situación porque no podía prescindir de desahogarme frente a algo que considero como una de las tantas farsas en las que, infortunadamente, cae mucha gente.

Finalmente, espero que aquí quede claro que lo que cuestiono es la actitud de las personas que engañan a otras en nombre de la fe. En ningún momento pretendo (¡ni más faltaba!) censurar el hecho de que se tenga fe en Dios o en Cristo. Cada quien es libre de tener sus creencias. Cada persona decide autónomamente si se somete a que la engañen o no. No por esto dejo de considerar que me parece doloroso que esto suceda, que mucha gente permita que se aprovechen de ella sometiéndola a todo tipo de marrullas.
De todos modos, a quienes trafican con la fe, en su debido momento Dios los llamará a rendir cuentas. Igualmente, Él premiará a las personas que predican su palabra con honestidad, con gran devoción. ¡De que las hay, las hay! ¡Aplausos y bendiciones para ellas!
NOTA: quien aparece en la foto de arriba es el pastor Álvaro Javier Gámez Torres. Él tenía una iglesia cristiana (Salem) en Pasto (Nariño, Colombia). Fue acusado por casi 30 mujeres (entre ellas algunas menores de edad) por abuso sexual. Por tal razón huyó hacia Honduras, donde pretendió pedir asilo. Fue capturado y deportado hacia Colombia, donde en este momento se encuentra preso. Antes de esta captura él ya había sido judicializado en Colombia, sino que se escabulló cuando todavía no le había hecho el juicio. Las pruebas en su contra son contundentes. Fuera de los testimonios orales, hay varios videos donde él se encuentra teniendo relaciones sexuales con varias mujeres, en el mismo salón de culto. Lo más chistoso del caso es que él, cuando se refirió a lo del abuso sexual contra muchas mujeres, dijo que lo hacía porque tiene el pene bendito¿Si este señor no es el mismísimo diablo, entonces qué será?