A mí me gusta lo que hago de comer -me gusta mucho, para ser sincera-. Sin embargo, no soy buena para todo; la sopa de pasta, por ejemplo (la más común, la "sopa aguada"), no me queda bien. Pero nada me queda tan mal como los frijoles. Nunca de los nuncas he conseguido preparar un buen plato de frijoles. Hace poco me di otra oportunidad, solo para reafirmar que no son lo mío.
Dice el papá de mi hija que se conoce a un buen cocinero por lo bueno de sus frijoles.
Silvia Parque