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Los hábitos vitales de Ismael Valladolid

Publicado el 16 marzo 2010 por Elgachupas
Foto por Ismael Valladolid

Artículo original escrito por Jero Sánchez. Sígueme en Twitter.

Seguimos con esta interesantísima serie dedicada a conocer los hábitos vitales de las figuras más relevantes de la productividad en español. Después de haber conocido un poco mejor a Jeroen Sangers, Berto Pena, José Miguel Bolívar y Alex Bergonzini, hoy estoy encantado de presentaos a Ismael Valladolid.

Quizá muchos de vosotros no tengáis muchas referencias de Ismael, pero os aseguro de que vale la pena seguir lo que escribe y comparte en Twitter. Conocido desde hace mucho tiempo como editor de La media hostia, uno de los primeros blogs científicos y sociales de España, después creo el blog GTD sin outlook, desde el que dio a conocer ideas muy interesantes sobre GTD y productividad. Últimamente ha dejado su blog de productividad en stand-by para crear el grupo GTD en español en Facebook.

Sin más, os dejo con sus hábitos vitales. Estoy seguro de que os resultarán muy, muy interesantes.

Hogar y familia

Puedo resultar provocador cuando digo que el mayor enemigo de tu plan de productividad lo suponen todos aquellos que te rodean y que no tienen un plan de productividad. No digo que tu familia y en general todos aquellos con los que convives no sean eficientes, no sean trabajadores, no sean creativos, no sean todo aquello que es bueno ser para hacer grandes cosas en la vida. Simplemente no tienen un plan de productividad como tal. Y esa gente no soporta fácilmente que tú sí lo tengas, ni convive fluidamente con tu forma de hacer las cosas.

Tu plan de productividad sólo va a resultar eficaz si “echas callo” y aprendes a convivir con quienes no tienen un plan similar. Idealmente edúcales y enséñales a hacer las cosas a tu manera pero, si eso no es posible, aprende a ejecutar tu plan de productividad sin importarte que quienes te rodean no lo tengan y no soporten el tuyo. Es posible hacerlo y que la convivencia no se vea afectada. Pero hay que intentarlo.

Finanzas

No voy a ir tan lejos como Jeroen Sangers y sugerir que sólo debemos gastar dinero del que dispongamos para pagar al contado. Sabe Sangers perfectamente que ninguna empresa puede sobrevivir sin disponer de cierto nivel de crédito, y eso es algo que la actual crisis económica ilustra perfectamente. Y aún individualmente no dejamos de ser “empresas”.

Un consejo que he leído en alguna parte y que me parece muy saludable es reservar las compras a crédito para aquellos bienes cuyo valor no se deprecia con el tiempo. Todos sabemos que el valor de un coche tras los primeros 50 kilómetros pasa a ser la mitad de su valor no estrenado, así que parece recomendable no realizar compras así a crédito. En ese caso los intereses son virtualmente dinero tirado y si tenemos la posibilidad es mejor realizar este tipo de compras pagando al contado.

Podemos considerar los pisos como un caso especial. Desde luego su valor casi irremediablemente aumentan con el tiempo así que un crédito hipotecario no deja de ser una buena inversión. Pero son operaciones a tan largo plazo que sumados los intereses en muchas ocasiones sobrepasan el capital obtenido. Lo que quiero decir es que siempre me ha parecido injusto considerar que el pago de un alquiler es “dinero tirado”. Me contaban en una ocasión la historia de una familia americana de vacaciones en España cuyas posesiones enteras ¡cabían en el maletero de su coche! Cualquier otra cosa que en un momento dado necesitaran era alquilada y devuelta tan pronto dejaban de necesitarla. No hace falta decir que se trataba de una familia próspera y feliz. Alquilar un piso muchas veces te permite un nivel de vida muy superior al que te es posible si sólo consideras su compra.

Trabajo

“Si un hombre está llamado a barrer las calles, tendrá que barrer las calles como Miguel Ángel pintaría, o Beethoven compondría música, o Shakespeare escribiría poesía. Debería barrer las calles tan bien que todos los seres del cielo y de la tierra se detengan un instante para decir, aquí vivió un genial barredor de calles que hizo su trabajo realmente bien.” Martin Luther King Jr.

Simplemente, sea cual sea tu trabajo, sé el mejor haciéndolo. No importa si cantas, si arreglas grifos, si hablas con la gente, si vendes, si rellenas informes. Sea lo que sea, encuentra tu talento dominante y dale toda la energía de la que dispongas. Deja que ese talento se desarrolle entrenando. Y al final, haz que no tengamos otro remedio que considerarte el mejor.

Levanta tu brazo todo lo que puedas. Más. Lleva tu mano lo más arriba que puedas. Permanece así unos instantes. Y ahora haz un esfuerzo y llévala más arriba. Has podido, ¿verdad? El límite por abajo es el suelo, pero por arriba siempre hay sitio, si es que has decidido ser más grande.

Nos vemos en la cumbre.

Bien estar

Un secreto en realidad conocido. A Rebeca, mi mujer, le encanta el programa Mujeres y Hombres y Viceversa que emiten en Telecinco. Como no puede verlo a su hora, justo antes de comer, hemos comprado un DVD grabador. A las siete de la tarde estamos de vuelta en casa y le pongo el programa grabado. Mientras tomamos un pequeño aperitivo y una cerveza. Suelo en ese momento también fumar un poco de pipa. Bien. Créaseme cuando digo que esa escasa hora de anulación intelectual absoluta es de las más placenteras del día, y una que me da la energía necesaria para ser capaz de hacer maravillas con las 23 horas restantes.

De las cuales, por supuesto, hay que restar las obligatorias horas de sueño. Aquellos que dicen que dormir es perder el tiempo, curiosamente son consumados expertos en perder el tiempo despiertos.

Descansa lo que necesites, y dale a ese tiempo de descanso la máxima de las prioridades.

Entorno

Si le damos importancia al entorno, es porque no es posible trabajar sin inspiración, y un entorno adecuado de trabajo es lo que te proporciona esa inspiración. La inspiración está en el límite de ser una condición sine qua non para poder realizar tus proyectos. La combinación de trabajo e inspiración es la más poderosa de las posibles, y es una que siempre tienes que estar buscando. No importa si el detalle en tu entorno que te inspira es mínimo o casi irrealizable. Consíguelo.

Desde luego, en mi entorno de trabajo hay cosas sin las cuales me resulta muy complicada una actividad inspiradora. Pueden parecer una tontería y de hecho probablemente lo son, pero intenta quitármelas y tendremos un problema. Parafraseando a Belén Esteban; “por mi inspiración MATO”.

Hacer la cama, encender el ordenador, descargar podcasts, llevar a mi mujer al trabajo, escuchar a Bach en el coche, prepararme un café, regar las plantas, limpiar y cargar la pipa, limpiarme la nariz, limpiar las gafas, sacarle punta al lapicero, saludar los buenos días en Twitter, poner música, almacenar los ficheros desperdigados en mi escritorio virtual, limpiar mi escritorio físico. ¡Todo eso, y todos los días, antes de ponerme a trabajar! ¡Y sólo después de ello, trabajar se parece a un placer! ¡Ah, la inspiración!

Productividad

Uno de mis consejos particulares que raramente veo reproducido en otras fuentes es éste: “Haz cada día al menos una cosa magnífica”.

De todas las tareas que componen tu sistema, seguramente las hay insignificantes, pero también probablemente hay algunas cuya finalización considerarías algo magnífico.

A primera hora de la mañana, mira tus tareas para ese día, y haz lo siguiente:

- Besa la rana primero; ya sabes, en primer lugar la tarea que te resulte más desagradable, esa en la que odiarás emplearte sólo minutos más tarde tan pronto te hayas puesto a hacer otra cosa.

- Besa a Naomi Campbell después; en segundo lugar la tarea más placentera de tu lista. En este momento aún dispones de toda tu energía y tu atención está centrada, así que ponte con la tarea más agradecida que tengas a mano.

- Y en tercer lugar, busca una tarea magnífica, una que realmente te va a encantar haber completado, y dispón de tus recursos de forma que asegures que será realizada antes de terminar el día.

A veces, completar en un solo día 20 o 30 tareas insignificantes no deja de ser algo magnífico, y yo desde luego así lo considero. Sé optimista.

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