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Los intelectuales juegan a ser dios

Publicado el 28 junio 2013 por Eduardocarranzagazzani @ElPeriodicoPeru

El Mundo al revés. Donde nada el pájaro y vuela el pez. 
Por Luis García Miró Elguera. (Diario Expreso). 
LOS INTELECTUALES JUEGAN A SER DIOS

El imaginario popular ha puesto a parir a la clase política. No acá, sino en el mundo entero. Los políticos soportan un descrédito fenomenal. En parte por su propia culpa –un comportamiento intolerablemente autosuficiente–, pero sobre todo, por una corriente progresista que ha devaluado ese oficio al amparo de una campaña internacional, dirigida a desgastarla como parte de un perverso proceso post modernista, donde a futuro la intelectualidad pretende monopolizar el liderazgo moral y social para orientar el orbe a su capricho. Es, en consecuencia, una batalla de la progresía que se autocalifica como aquella intelligentzia mesiánica capaz de llevar a los terrícolas por el sendero correcto. La apuesta es pues no sólo jactanciosa sino, sobre todo, en exceso peligrosa. Porque implicaría sustituir a los políticos por una casta farsante, como la de los progre o caviares, gentuza sin definición principista alguna, acostumbrada a que la ciudadanía se someta a sus ucases impuestos a través de normas que adecúan las circunstancias a sus personalísimos intereses. Esta es la verdad.

Pero por desgracia, en la “sociedad civil” –en sí misma, una corporación elitista desde que cognitivamente trata de imponerse a los demás estamentos del Estado– los intelectuales se consideran baluarte nacional. Se trata de un segmento con rancias connotaciones de superioridad, donde quienes se hacen llamar intelectuales sobrevaloran su erudición respecto al resto de la sociedad. En efecto, se comportan como líderes mesiánicos de la ética, como predestinados de la verdad y dioses de la sabiduría. Por cierto, condicionan la intelectualidad exclusivamente a ser patrimonio de la izquierda, mientras desprecian a quienes no lo son. Como señala con precisión Álvaro Delgado-Gal, en un delicioso comentario que publica el diario ABC, “En un clima de controversia pública, una persona autorizada, o que cree serlo, se sube al púlpito y amonesta y perora. Si invoca a Dios y el castigo eterno, es un clérigo; si pide el poder, es un demagogo; y si despliega su discurso en términos congruentes con los lugares comunes de la cultura moderna, es un intelectual”. En otras palabras, sólo quien se expresa o quien escribe invocando la didáctica del politicocorrectismo es un intelectual. El resto de los mortales somos basura.

Sin embargo, al poner en práctica sus ideas quiméricas el mundo intelectual ha demostrado ser un reverendo mamarracho. Porque su mensaje es una farsa. Suena muy bonito, encandila a la población –sobre todo a la menesterosa– y provoca aplausos. Pero es una fantasía; una propuesta absurda, impracticable que excita el morbo igualitario y agudiza el complejo de inferioridad de quienes Dios ha puesto a prueba como seres menos favorecidos, con un destino de sacrificio que les permitirá recuperar sus sufrimientos al dejar este valle de lágrimas. Pero los intelectuales juegan a ser Dios. Por eso debemos proscribir sus afanes de sustituir a futuro a los políticos como adalides de la humanidad.

FUENTE: DIARIO EXPRESO. http://www.expreso.com.pe/el-mundo-al-reves/los-intelectuales-juegan-ser-dios


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