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Los Jardines Colgantes de ¿Babilonia?

Publicado el 08 mayo 2013 por Orientalia @orientweet

Fue otra de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo pero siempre se ha especulado y dudado si realmente existieron o si en realidad se trata de una alegoría a otro tipo de construcción del que si se tienen constancia en la región, como pueden ser los zigurats. El hecho es que las primeras referencias escritas que tenemos hablan de su innegable existencia pero bien es cierto que proceden de autores muy posteriores a la destrucción y abandono del lugar al que se refieren en sus textos como los Jardines Colgantes. De hecho, se han podido identificar algunas estructuras que guardan características parecidas a las descritas en las fuentes escritas pero nunca dónde señalaban. Este es el caso de una nueva teoría de un historiador de la Universidad de Oxford, que ha recabado evidencias que prueban que Los Jardines Colgantes de Babilonia se encontraban de hecho a 480 km. de dicha ciudad.

Recreación de Los Jardines Colgantes

Los Jardines Colgantes de Babilonia no “colgaban” en el sentido estricto de la palabra, es decir, no se encontraban suspendidos por cables o cuerdas. El nombre proviene de una traducción incorrecta de la palabra griega kremastos o del término latino pensilis, que significan “sobresalir”, como en el caso de una terraza o un balcón. El geógrafo griego Estrabón, quién describió los jardines en el siglo I ANE, escribió:

“Éste consta de terrazas abovedadas alzadas unas sobre otras, que descansan sobre pilares cúbicos. Éstas son ahuecadas y rellenas con tierra para permitir la plantación de árboles de gran tamaño. Los pilares, las bóvedas, y las terrazas están construidas con ladrillo cocido y asfalto.”
Geografía, Libro XVI cap. 1-5.

Los historiadores griegos atribuyen su construcción al rey Nabucodonosor II (630-562 ANE) rey de los caldeos, como regalo a su esposa Amytis, hija del rey de los medos, para probar su amor por ella y recordarla las hermosas montañas de su florida tierra, tan diferentes de las grandes llanuras de Babilonia. Sin embargo existen historias anteriores que sitúan su construcción en el siglo IX ANE, bajo la regencia de Shammuramat, llamada Semiramis por los griegos, de su hijo Adad-nirari III a la muerte de su esposo Shamshi-Adad V. Parece que fue una reina emprendedora y valiente, pues además de construir Los Jardines, se le atribuyen la conquista de India y Egipto, algo que nos hace dudar de dichas fuentes más si tenemos en cuenta que sólo estuvo tres años en el poder.

Entonces, ¿cabe la posibilidad de que se tratase de una construcción mucho anterior, del esplendoroso periodo asirio, y Nabucodonosor se limitó a reconstruirla? De probar su existencia bien puede ser una opción más que factible dado que adscribirse la fundación de un edificio o ciudad cuando realmente se estaba reconstruyéndola o refundándola porque había sido destruida era una práctica muy común en la Antigüedad, incluso en la Roma imperial. Que no fuera igual de loable y prestigioso para nuestros ancestros la reconstrucción que la creación supone un verdadero quebradero de cabeza para los historiadores.

La Dra. Stephanie Dalley del Instituto Oriental de la Universidad de Oxford pretende haber resuelto las discrepancias sobre la autoría de Los Jardines argumentando que no se encuentran en Babilonia sino en su ciudad rival Nínive. Esta investigadora ya propuso su teoría en 1992 pero hasta el momento no disponía de evidencias suficientes que la probasen.

El hallazgo de una estela perdida de una excavación de 1840 ha sido la guía de su investigación. Dicha estela se perdió cuando el barco que la transportaba, junto con otros muchos y valiosos restos, se hundió en el río Tigris. Afortunadamente el equipo de investigación a cargo de A. H. Layard contaba con un artista que dibujó y registró los hallazgos de la expedición, la estela en cuestión entre ellos. En el dibujo se puede apreciar la silueta de una edificación grande -el palacio real de Sennacherib?- en el que aparece representados árboles en su tejado.

Grabado de la estela de Sennacherib

Para Dalley prueba mas que suficiente para sostener su teoría y proseguir sus estudios en esa línea. Sennacherib fue un importante regente de la ciudad de Nínive, de los pocos capaces de enfrentarse a la poderosa Babilonia y crear alianzas en su contra. La enemistad de ambas ciudades alcanzaría su punto álgido por ganarse el control del área a finales del siglo VIII y principios del VII ANE. Elam fue un territorio en constante disputa durante aquel período.

Pese a no resultar ningún bando vencedor de la tensión generada, Babilonia comenzó su declive y Nínive y los asirios verían su poder ascender hasta que Asiria finalmente conquistó y saqueó Babilonia en el año 689 ANE. Este hecho, según Dalley, pudo hacer que a partir de ese momento Nínive fuera conocida como la “Nueva Babilonia”, generando el equívoco que Los Jardines se encontraban en la propia Babilonia. Su investigación le ha llevado a conocer que al menos existió otra ciudad, Borsippa, que fue conocida como “la otra Babilonia” allá por el siglo XIII ANE. Es muy común a lo largo de la historia titular lugares y/o ciudades con nombres conocidos o remarcables como una forma de legitimar el poder sobre la región. Así lo hizo Alejandro Magno con sus Alejandrías, los colonos al nombrar los territorios del Nuevo Mund o muchos historiadores y arqueólogos al titular sus nuevos descubrimientos (La Pompeya de Inglaterra, la Troya de occidente, etc).

Ubicación de Los Jardines Colgantes

Además su investigación ha sacado a la luz que, tras la conquista de Babilonia, la realeza asiria mandó renombrar todas las puertas de Nínive con los dioses babilonios, tal y cómo se había encontrado en Babilonia. En términos de nomenclatura, Nínive se estaba convirtiendo en una nueva Babilonia. Atendiendo a la topografía del terreno, parece mas plausible que una estructura con las características de Los Jardines pudiese ser erigida en Nínive y no en Babilonia dado que se encuentra en un zona mucho más húmeda y cercana al cauce de los grandes ríos. Por otro lado, las fuentes clásicas mencionan que Alejandro Magno acampó con sus ejércitos en los alrededores de la ciudad en el año 331 ANE, justo antes de derrotar al ejército persa en la batalla de Gaugamela. En esos textos se describe el lugar elegido para levantar el campamento y se nombra un gran acueducto, que bien podría ser el que llevara el agua a Nínive y sus jardines, según Dalley.

Obviamente para esta investigadora, la existencia de los Jardines Colgantes es innegable, algo que no es compartido por la mayoría de sus colegas a la espera de localizar algún resto arqueológico. Una tarea que puede tornarse larga y complicada sino imposible dada la naturaleza ácida del suelo y la gran inestabilidad geo-política de la zona.

Por esa razón no se me torna venturoso creer en que hayan existido realmente pero si el ofrecer una descripción de como fueron, algo que añade Dalley a su trabajo: “Los Jardines Colgantes fueron construidos sobre una colina semi-circular de unos 25 m. de altura en la que se horadaron terrazas artificiales en su falda. Al pie de la colina había un gran estanque que alimentaba los canales que rodeaban y ascendían por la estructura para regar los árboles y flores plantadas en terreras. Estas terreras se encontraban coronando paseos de columnatas abiertas. El jardín en su totalidad ocupaba unos 120 m. y era irrigado por, al menos, 35.000 litros de agua traídos directamente por un acueducto desde una distancia de 80 km. Para bombear el agua hacia arriba, se utilizaron complejos sistemas mecánicos de bronce.”


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