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En los últimos años el paquete turístico de New York podía incluir una visita al emblemático Madison Square Garden. Para los fanáticos del baloncesto suponía un momento especial al cruzar pasillos impregnados de historia, llenos de fotos en blanco y negro con nombres ilustres. Un colorido tour completado con una parada en los vestuarios, auditorios y finalmente en la grada. En la salida, la foto junto al panel. Y ya. Quizá por la tarde los Knicks jugarían en casa y se conseguiría una entrada a un precio razonable. Interesante por supuesto ver un partido de la NBA, aunque sin demasiada emoción en cuanto a la competitividad del equipo local. El hecho convertido en tradición parece que cambia. Los años oscuros han dado paso a un arranque de temporada encomiable. Siete victorias y una derrota peleada ante la otra franquicia con comienzo de ensueño, Memphis. Números que hacen levantar la ceja a los seguidores neoyorkinos, que sin tener estadísticas ni datos, con seguridad han sufrido una pérdida en un número estimable al convertirse los Nets en vecinos de Brooklyn. Extrañaba en cierta medida la polìtica de fichajes de esta temporada, premiando la veteranía sobre la bisoñez. Significativo que Prigioni debute en la liga cuando en el horizonte está bastante más cerca la retirada que sus mejores años. Woodson convenció a Rasheed Wallace para que apartase de su rutina los partidos contra aficionados y se sumase a los profesionales tras dos años de jubilación dorada. Se había especulado en este tiempo con su inminente retorno, pero nada se concretó. El impacto de Wallace en el esquema de juego es evidente, no notándose apenas la inactividad. Le acompañan en labores interiores los veteranísimos Camby y Kurt Thomas, que se complementan a la perfección en estas lides con Chandler. Se puede afirmar sin duda que se trata de la fuerza interior más potente de la NBA. Experiencia, talento y conocimiento del juego, los tres factores que aporta también Prigioni desde el puesto de base. Kidd abandonó a Cuban y sus Mavericks para unirse a un proyecto incierto en Manhattan. La práctica en este inicio de curso demuestra la casi perfecta simbiosis con Felton en ese puesto de 1-2. Brewer siempre suma, bajando en trasero en defensa y estirando músculo en ataque. JR Smith juega seguramente el baloncesto más inteligente de su carrera con los grandes. Y nos queda Carmelo.
Al bueno de Anthony las Olimpiadas le han sentado muy bien. No sólo por contar con una medalla de oro de la que poder presumir, sino por el paso adelante que dio en un equipo en el que no estaba nominado como primer espada. Una eficacia en el tiro que rompíó partidos sirvió para relanzar su posición en un vestuario donde había que demostrar muchas cosas. Quizá hasta se dio cuenta de que a veces hay que ceder en beneficio del colectivo. Ahora se plantea una problemática que tendrá que resolver Woodson: la inclusión de Stoudemire en un quinteto que funciona bien engrasado. Será entonces cuando se verá si la química realmente funciona y si Amar´e es una ventaja o una china en el camino. Y si los Knicks pueden aspirar realmente a algo.
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