Con todo mi cariño para Caracol, El Rey Akela, mi Piojo guerrero, El Rey de Piojolandia y mis Gabos...
Erase una vez en un no muy lejano reino habitaba un Púper Piojo ávido de aventuras y de enlazar amistad con los habitantes de los reinos colindantes. Aquella mañana el Piojo estaba contento, pues, iba a recibir la visita de Caracol, la princesa de las hadas del bosque de Liria. Caracol sabía que en el reino del guerrero Piojo vivía un dragón. Un dragón joven, juguetón, no tenía claro si familiar lejano de la dragona Kena, a la que conocía desde bien pequeña, pues, vivía feliz en el reino de su prima, la princesa de las hadas del Vedat. Sin embargo, Caracol erraba en sus pensamientos pues el joven dragón Gabo no era familiar lejano ni cercano de Kena, su linaje no estaba entremezclado, sólo compartían la honorabilidad de su raza.
Kena era hermana de madre del anterior dragón del reino, Ursus, más conocido con el nombre guerrero de Gabo, como el actual joven dragón. Ursus era fuerte, leal, luchador, el más bello dragón jamás visto en los reinos de las hadas y duendes. Era tan noble que su corazón se quebró una triste mañana de primavera para tristeza del rey y la reina pero él siempre estaría vivo en sus corazones porque su espíritu anidó en el corazón del joven guerrero Piojo desde el día de su nacimiento, acompañándolo siempre para que nada malo le aconteciese. Desde hacía dos años el espíritu de Ursus descansaba tranquilo porque sabía que el joven dragón siempre defendería a su joven amo.
Nada más llegar al reino de Piojo, el dragón salió a las puertas del castillo y la princesa atemorizada corrió a esconderse tras las piernas del rey Akela mientras el padre de Piojo, rey del territorio, le pidió al dragón que se quedara en una de las torres del castillo. Fue entonces cuando Piojo y Caracol se conocieron. Nada más verse sus ojos brillaron, sus labios sonrieron, surgiendo la amistad nada más conocerse, no podía ser de otro modo pues sus padres siempre habían sido buenos amigos.
La princesa ataviada con su vestido de fina gasa, su colgante mágico y su pulsera de poderes inimaginables, y el guerrero, el cual lucía su roja capa de gala, jugaron por el reino. Disfrutando de cada rincón, saltando, corriendo, dibujando, cantando...pelearon contra infames e imaginarios monstruos come galletas que se colaban por las luces de la casa mientras aislado en su torre el dragón lloraba de pena. Su tristeza invadía el reino y pronto el guerreo Piojo se dio cuenta de ella. Raudo y veloz tras convencer a su nueva amiga que el dragón era bueno y sólo quería jugar le abrió las puertas de la torre.
Uauu, el joven dragón nada más sentirse libre salió corriendo de su encarcelamiento, corría feliz por los senderos del reino en busca del guerrero Piojo y la princesa Caracol, que en seguida conoció una de las actividades favoritas del dragón, chupar a sus amigos con su larga lengua. Piojo y Caracol corrieron riendo felices por los senderos del reino mientras el dragón corría tras ellos feliz y locuelo ante la atenta mirada del rey Akela, el rey de los piojeriles territorios y la reina ,que no quería ser reina....y colorín colorado este cuento aún no ha acabado.
Besitos Avainillados