Revista Literatura

Los mirlos blancos

Publicado el 17 febrero 2016 por José Ángel Ordiz @jaordiz

Según el Diccionario de la RAE, el mirlo es un pájaro de unos 25 cm de largo. El macho es enteramente negro, con el pico amarillo, y la hembra de color pardo oscuro, con la pechuga algo rojiza, manchada de negro, y el pico igualmente pardo oscuro. Se alimenta de frutos, semillas e insectos, se domestica con facilidad, y aprende a repetir sonidos y aun la voz humana.

Caramba con el mirlo, no sabía yo que el pájaro este aprendía tanto (gracias, Diccionario amigo).

LOS MIRLOS BLANCOS

Lo que no aparece en el Diccionario (no le compete) es que sí existen mirlos blancos: son rarezas, pero los hay.

De esa rareza proceden las expresiones "ser un mirlo blanco" (para referirse, por lo general, a una persona elogiable) y "creerse un mirlo blanco" (para referirse, sin excepciones, a una persona engreída, a una de esas personas que se consideran superiores en todo a las demás).

Con lo cómodo que iba yo por este senda, entre lo casi poético y lo casi instructivo, y voy a desviarme de inmediato (así no hay modo de obtener aplausos, qué va, ni con ayuda divina que tuviese).

Además de mía, la culpa de este desvío o nueva perdición (a partir de ahora) se deberá a unos economistas de renombre, Ramón Tamames entre ellos, a Javier Marías , escritor, y a unas palabras del brillante colega a esta composición que leí en su blog el Día de los Enamorados:

9

Le comenté que me parecía pura dinamita, y más dinamita pura hallé en su respuesta: "el jefe ya andaba con los recortes".

Y esos recortes me hicieron recordar lo que el mismo día (menudas aficiones las mías) leí en "la zona fantasma" de Javier, el artículo Esto no estuvo aquí siempre, y con esto se refiere a la democracia española, a la que ciertos políticos nuevos (para mí tengo, lo mismo que Javier, que se creen mirlos blancos) llaman "régimen del 78", equiparando así las libertades conseguidas entonces (a base de sudor y concesiones y entendimientos generosos) a la dictadura franquista (al "régimen" a secas, tan interminable como fusilador) por ignorancia o, mucho más grave, por desprecio o intención aviesa.

Y el artículo de Javi, a su vez, me hizo recordar las palabras de los economistas de prestigio contrastado, creo que del propio Ramón Tamames, a las que también presté atención el Día de los Enamorados (qué día, carajo, qué aficiones las mías últimamente, sí).

Habló Tamames (u otro de similar categoría, no estoy seguro, no importa) de Holanda: desde el fin de la Segunda Guerra Mundial lleva ese país con estables gobiernos de coalición. Tras las elecciones correspondientes, tardan unos cuatro meses en ponerse de acuerdo, pero los acuerdos se cumplen después a rajatabla. Lo que más les cuesta es hallar un presidente o una presidenta del futuro gobierno que sea un mirlo blanco; alguien que, además, no pertenezca (necesariamente) a ninguna de las formaciones políticas implicadas en el gobierno del país. Les cuesta, pero siempre encuentran al mirlo blanco que buscan.

Sencillamente genial (para mí). ¿Tan genial como utópico para nuestro país? Eso me temo.

¿Algún consuelo me queda? Pues sí. Me cuentan que una mayoría de estos políticos nuevos, para quienes lo importante no es cometer palmarios errores, sino reconocerlos (¡toma ya!, reconocer los palmarios errores cometidos es una obligación, caramba; se cumple con la obligación y se dimite de inmediato), son doctores (¡asombroso!) en Ciencias Políticas o en Economía y daban clases de su especialidad (¡la virgen, a cuántos universitarios habrán desgraciado de por vida!). Mejor, mucho mejor, que no las den tras su ascenso a mandamases por impepinables deméritos de Populares y Socialistas (acorralados por la corrupción, heridos por luchas internas, asfixiados por el sinfín de parados que, en su desesperación, buscan remedio para su desempleo pertinaz en quimeras o milagros imposibles, en lo que sea, como yo mismo haría en su lugar). Eso que saldrá ganando el alumnado que no tendrán mientras se dediquen a su nuevo oficio, en el que pactar de frente (sin doble intención, sin egoísmos) y solucionar problemas a las personas que representan (aunque no estén acostumbrados) debería ser lo primordial.

¿Algo más que añadir? Sí. En su día, hace unos meses, agradecí el aire fresco que me aportaron estos nuevos políticos. Lo agradecí hasta que mucho en ellos me empezó a oler a lo de siempre (peor, para ser completamente sincero, y que cada palo aguante su vela; ya no estoy para muchos trotes, pero bueno, haré lo que pueda con mi palo y mi vela de sexagenario mirlo negro).


Volver a la Portada de Logo Paperblog

Sobre el autor


José Ángel Ordiz 453 veces
compartido
ver su blog

Revistas