ESTA noticia me impactó en septiembre. Al parecer, cuatro niños continuaron haciendo su vida, estando los cadáveres de su mamá y de la pareja de ella en una de las recámaras de la casa. Realmente no creo que el de doce años ignorara que estaban muertos; especulo que trató de ocultarlo por miedo, pero quién sabe. Lo escalofriante es que vivieran tan solos, tan a su suerte.
Es un derecho de los niños ser dependientes.
Por supuesto que es genial verlos hacerse capaces. Pero también lo es verlos asumir que recibirán asistencia y apoyo: lo necesitan; tanto la asistencia y el apoyo como la seguridad de que los tendrán. Una niña cuidada espera ser cuidada; sabe que eso es lo que corresponde y se sentirá insegura sola
Estar a cargo es pesado, implica asumir responsabilidades que no deberían ser de los niños. A los niños les toca jugar y aprender con la despreocupación de quien tiene quien le despeje el terreno, le tome de la mano, le amortigüe las caídas, le levante y le cargue de ser necesario.
Yo amo tanto ver a mi hija arreglándoselas, que algunas de sus travesuras me satisfacen porque manifiestan su capacidad. Sin embargo, las mamás y los papás también somos esas personas que hacemos cosas por ellos, no solamente cuando todavía no pueden hacerlas, sino también cuando lo piden para obtener afecto, contacto, presencia.
Silvia Parque