¿Los nuevos hombres?

Publicado el 12 noviembre 2012 por Luisritx @luisritx

Psic. Cirilo Rivera García
Una gran parte de los hombres buscamos constantemente interpretaciones que nos permitan asumir como natural nuestra superioridad sobre las y los otros. Desarrollamos nuestra vida cotidiana con discursos y prácticas con el ejercicio de la violencia asumiendo una autoridad sobre las personas; basamos esta autoridad en principios fundamentalistas, biológicas y por lo tanto, ejerciendo el poder para someter a quiénes consideramos que no pertenecen a nuestro grupo o sociedad, discriminando a las y los diferentes.

Hombres, foto Especial


Históricamente hemos disfrutado de muchas ventajas, privilegios y derechos en la sociedad, estos derechos están negados a las mujeres, a varones y a mujeres no heterosexuales, grupos indígenas, entre otros.
Ana Amuchástegui e Ivonne Szasz(2007) señalan que la masculinidad no es un sinónimo de hombres, sino de un proceso social, estructura, cultura y subjetividad. Este proceso social se basa en un conjunto de atributos, valores, comportamientos y conductas que son características del ser hombre en una sociedad determinada. Se le va atribuyendo elementos que fijan y se construyen discursos de los cuerpos de los varones con el objetivo de reafirmarse en términos de valor sobre las y los otros.
La clase, raza, orientación sexual (subjetividad) se han convertido en factores de diferenciación masculina por lo que en los estudios de género se hablan de “Masculinidades” (Burin y Meler, 2000). Los varones, necesitamos pasar por una serie de rituales para ser considerados masculinos, su eje central es la violencia para ser calificados por otros como verdaderos hombres.
El investigador mexicano Guillermo Núñez (en Amuchástegui y Sazsz) aporta elementos para el planteamiento de los estudios de los hombres y las masculinidades: Retomar la reflexión feminista sobre el conocimiento, cuestionando las creencias de la ciencia moderna sobre la objetividad. El modelo de ser hombre es el modelo de hacer ciencia. Es decir, el androcentrismo en la ciencia tiene una mirada de poder desde los varones, son los que suscriben las herramientas conceptuales y las prácticas cotidianas en los espacios de interacción de mujeres y hombres, y son en esos espacios donde se divide el poder que beneficiará a los masculinos.
Además pone alerta sobre la complicidad de las definiciones dominantes de la “hombría” y el “conocimiento” para producir un silencio, exclusión del conocimiento de ciertas facetas importantes en la vida de los “hombres” relacionadas con su construcción como sujetos genérico”. Silencios y encierros en la vida cotidiana de muchos varones son prácticas de la complicidad y del sometimiento del patriarcado.
¿Podremos cambiar la forma de ser hombre?
Las masculinidades emergentes o igualitarias nos plantean otros significados, cuestionar la manera en que se nos ha enseñado y hemos aprendido tradicionalmente los hombres, es darle orientación saludable buscando otras formas de ser varones.
Mas que crear categorías de “nuevas masculinidades”, es replantear nuestra masculinidad, hacer una autocrítica asumiendo la responsabilidad y el compromiso de cambiar actitudes y conductas masculinas que han dañado a mujeres, niños y niñas, a otros hombres y así mismo
Referencias:
Amuchástegui, A. y Szasz, I. (2007), Sucede que me canso de ser hombre. Colegio de México.
Burin, M. y Meler, I. (2000) Varones, género y subjetividad masculina, Paidós.
*Capacitador, tallerista y conferencista en temas de Perspectiva de género, masculinidad, violencia masculina y violencia familiar. Comentarios y sugerencias: ciriga73@gmail.com http://hombresmirandonos.blogspot.mx
Si te interesa acudir a un grupo para hombres contra la violencia en las familias, informes al 22 21 81 93 02