Hace algunas semanas atrás escuché un comentario muy agrio acerca de lo infelices que podemos ser las personas que tenemos una pareja bella, o bello en mi caso... Al final todas las personas casadas o no casadas aman a sus parejas y por ende piensan que son los seres más hermosos de la tierra, por lo mismo no estamos con nadie más, o no estamos buscando a nadie más. Además... ¿qué es ser bella o guapo? Para quien un pedazo de carbón puede verse como un diamante, para alguien más puede seguir siendo un simple pedazo de carbón. Por lo que, el entusiasmo de esa persona por hacer ese comentario se desvaneció en la realidad de ver que era una reacción destructiva para sí misma, ante la belleza de una pareja enamorada. Porque cabe decir que la persona de aquélla tan audaz opinión no era más que una mujer cuarentona solterona.
¿Por qué entonces esa reacción? Los seres humanos somos por naturaleza animales con racionalidad (aunque en el caso de esa mujer no lo parezca), los animales cuidan su espacio y cuentan con el deseo de tener lo que los demás tienen, en cuestiones de necesidad sexual, existe una competencia ante el otro ser de su mismo género, en donde irradiar satisfacción, crea una reacción negativa, debido a que ella no cuenta con el medio de satisfacerse de la misma manera y como todo animal, su primera reacción es atacar.
Al principio me pareció molesto escucharla y después fue como si se abriera un patético escenario donde la protagonista era una actriz en decadencia tratando de desempeñar con orgullo lo que ella consideraba su mejor papel, aunque estuviera detrás de las cortinas del escenario. Entonces sentí lástima por ella…