Revista Literatura

Los Portadores - Capitulo 1 "Obsequios"

Publicado el 26 noviembre 2011 por Stefy @MiReflejoPapel
Hace tres años atrás...
Lena se encontraba sentada sobre el viejo roble caído. Su oscuro cabello ondulado se mecía a causa de las caricias de la agradable brisa. Toby la había citado allí para darle la sorpresa de su cumpleaños. Lo curioso era que también era el cumpleaños de Lucy, ya que eran gemelas, pero él no la había invitado a Lucy. Solo a ella.
- ¿Lena? - alzó la vista al oír su nombre, y se encontró con esos lindo ojos verdes que siempre la habían hechizado. A pesar de que no tenía el cabello largo, los rizos rubios de Toby se movían con el viento.
- Hola. Llegaste - fue todo lo que logró decir a causa de los nervios. Siempre le había gustado Toby, a pesar de que él solo era amigable con ella.
- Espero no haberte hecho esperar mucho tiempo.
- No, no espere casi nada. Además, me encanta este lugar. - miro alrededor para hacerle entender que se refería al pequeño claro del bosque en que se encontraban. Rodeado de arbustos y flores silvestres.
- Lo sé, por eso lo elegí. - Él sonrió con dulzura, marcando así sus pequeños hoyuelos.
Esa linda sonrisa le acelero el corazón a Lena como nunca nada lo había hecho. En su corta vida de trece años, jamas había visto a un chico tan lindo como él.
Cuando él se sentó junto a ella, sintió como cada músculo de su delgado y frágil cuerpo se tensaba. Por favor que me bese, pensó. Luego se golpeó mentalmente por pensar algo así. ¡Pero si Toby apenas la miraba!
- Esto es para ti - le entregó una pequeña cajita de madera con una luna grabada en la tapa. Lena estaba pasmada- Se que te gustan las lunas, te he visto dibujarlas en clases.
- Es muy bonita... ¡Gracias!
- Ábrela - Al abrirla se encontró con un collar de plata con un dije de una media luna, que tenia pequeños brillos azules encastrados. Era precioso.
- Es hermoso. Definitivamente sera el mejor regalo que pueda recibir hoy.- dijo totalmente convencida de ello.
- Lo dudo - murmuró tímidamente Toby.
- ¿Por qué?
- Porque hoy recibirás el regalo de los dioses. Y créeme, nada se compara con ello.
Lena pareció meditar aquellas palabras un instante. Luego lo miro a los ojos y dijo totalmente convencida.
- No. Nada se compara con esto- tras ver la expresión sorprendida de Toby, saco el collar de la cajita de madera para intentar ponérselo sola. Cuando llevo las manos hacia atrás para engancharlo, sintió las manos de Toby rozando las suyas, y lo soltó. Él engancho el collar, y cuando Lena volteo, sus labios se encontraron en un delicado beso. Lena estaba totalmente perpleja, jamas había esperado aquello.
Percibió las mariposas revoloteando en su interior, mientras en sus labios sentía un leve hormigueo. Aquel era su primer beso, ¡Y con Toby!
Una vez Toby se echo hacia atrás esperaba que ella le abofeteara, le gritara o tal vez ambas cosas. En su lugar, ella sonrió y dijo:
- Me equivoque. Ese será siempre el mejor regalo - confesó, mientras se sonrojaba.
El chico, invadido por una enorme alegría, la rodeo con sus brazos y la estrecho fuertemente. Ella respondió al abrazo y así yacieron los dos por un largo rato, en aquel cálido cobijo.
Internamente, ambos deseaba que aquel instante nunca acabara.
Lucy llevaba largo rato interna en aquel bosque buscando a su hermana. Era increíble que se haya escabullido hacia tanto tiempo y aun no regresara. A mamá le dará un infarto si no la encuentro. Vaya hora que eligió para perderse, pensaba mientras esquivaba rama tras rama, a medida que avanzaba en el bosque. Por algún motivo que no lograba comprender, desde aquella mañana había tenido un extraño presentimiento, y el hecho de no encontrar a Lena la preocupaba.
Al acercarse al claro donde se encontraba el viejo roble caído, y ver a Lena y Toby abrazados, se detuvo secamente ante la imagen.
Considero acercarse e interrumpirlos, después de todo tenia prisa. Pero opto por retroceder unos pasos para luego llamarla desde lejos. No quería avergonzar o incomodar a Lena.
Al oír a Lucy llamarla desde no muy lejos, Lena se alejó a regañadientes de Toby.
- Debo irme, de seguro es muy tarde. - la vedad es que no deseaba irse, y lo transmitió en su voz.
Se puso de pie e intento despedirse de él con una sonrisa, pero Toby la volvió a besar; un beso incluso mas breve que el anterior, pero igual de cautivador. Ambos se miraban mientras sonreían y lentamente comenzó a alejarse de él.
Comenzó a andar sola hacia el extremo de donde oyó a su hermana llamarla.
Las chicas se reunieron y comenzaron a marchar a casa rápidamente, se acercaba la hora y deberían haber regresado ya. Ninguna dijo nada, pero Lena no lograba borrar la sonrisa de su cara. Y Lucy no era tonta, por lo que las palabras habrían estado de sobra.
- ¿Donde han estado ustedes dos? - pregunto Eleonor, su madre, en cuanto las vio entrar por la puerta principal de la casa. Con los brazos cruzados y el ceño fruncido, parecía muy interesada y preocupada en la respuesta; Theo, el padre de las chicas, parecía muy tranquilo y despreocupado. Lena quedo muda, sin saber que decir. Fue Lucy quien contesto:
- Meditando. Ya sabes, somos adolescentes y las adolescentes meditan muchas cosas... de... adolescentes.- Lucy sabía que su madre captaba la evasiva, pero al verla poner los ojos en blanco, se relajo.
- Olvidenlo. Ya es la hora.- declaró ansiosa.
En ese instante el reloj de péndulo, sobre la pared, comenzó a indicar las seis de la tarde: la hora en que los Dioses otorgaban los obsequios.
Ambas hermanas se miraron nerviosa e impacientemente. En el momento en que en sus manos comenzaron a sentir cosquilleo, supieron que algo andaba mal. Alzaron sus manos, con las palmas hacia arriba, y lo vieron.
Mientras en la mano derecha de Lucy aparecía la marca anaranjada de un sol, en la mano izquierda de Lena apareció una luna azul. En las otras manos, no había nada. No sentían cosquilleo, no veían marca; sus manos se veían vacías, como lo habían estado desde el día de su nacimiento. Lucy al fin supo a que se debía su mal presentimiento. Y la verdad... apestaba
Eleonor se acercó a ellas y al ver sus manos, comenzó a llorar histéricamente:
- Pero ¿Qué pasó? No debería ser así. ¿Hicimos algo mal? ¿Yo hice algo mal? ¡Soy una mala madre! ¿Lo soy, verdad?
Theo, por otro lado, intentaba calmarla y decirle que todo saldría bien. Que debía conservar la calma y esperar; que aun podían aparecer las marcas. Tanto Lena como Lucy, sabían en su interior que eso no ocurriría.
En medio del escándalo llegó Max, el hermano tres años mayor de Lena y Lucy, mirando para todos lados sin comprender nada. Totalmente indiferente.
- ¿Qué ocurre? ¿Por qué tanto alboroto? - al dirigir la mirada a las gemelas, se detuvo a mirar sus manos. Con la boca abierta y los ojos como platos, no logró contener su broma. - ¿Que? ¿Encima de compartir sus cerebros también deberán compartir sus obsequios? Pero estos dioses la tienen con ustedes chicas. ¡Pero si están hechas a medias!
Max reía tontamente. Lena entre el llanto de su madre y la broma de su hermano, no logró reprimirse y comenzó a sollozar. Lucy vio a su madre y a Max, e intento controlar su impulso de golpearlo. Es mi hermano. Es tonto, inmaduro e inútil, pero mi hermano. Es un chico, si. Pero es mi... En ese instante vio a Lena llorando. ¡Ah, no!. No, no, no...
- Max ¿sabes qué? los Dioses también tienen algo para ti.
Él dejo de reír y sorprendido y ansioso pregunto:
- ¿En serio? ¡¿Qué es?!
- Esto.
En un rápido movimiento alzó su brazo derecho, lo echó hacia atrás y, con mas fuerza de la que creía, le propinó un puñetazo en la cara. Tras el impacto, Max cayó al piso y comenzó a retorcerse de dolor. Lucy, aunque le dolía la mano, sonrió abiertamente.
- Espero que lo hayas disfrutado tanto como yo.

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