Los Portadores: Prólogo

Una antigua leyenda...

Cuando los dioses Sol y Luna crearon la tierra, hace miles de años atrás, pensaban que se encontraba muy vacío incluso a pesar de la vegetación y la vida animal.
La vegetación crecía, hermosa y brillante de pureza formando verdes prados, llenos de bellas flores de de colores. Pero le hacia falta cuidados.
El agua corría con fuerza rió abajo, desembocando en cascadas, y al caer producía armoniosas melodías  Pero nadie, salvo ellos, era capaz de deleitarse. 
Las frutas caían de los arboles, dulces, maduras y jugosas.  Entonces los Dioses meditaron: Aquel mundo era casi perfecto, pero ¿De que servía la perfección si nadie podía apreciarla?.
Así fue como decidieron dar vida a una raza con la conciencia e inteligencia para saber gozar de aquel tesoro que habían creado: El Hombre.
Siendo así, cuando el oscuro y vengativo Dios Sombra descubrió a los hombres sobre aquellas tierras, a la que los Dioses Supremos llamaron Hearler, su furia nublo los cielos y sacudió las tierras, creando terror entre ellos. Y desde las profundidades del submundo, este desterrado Dios, creo atroces y abominables bestias infectadas de rencor y ansias de destrucción hacia los humanos.
Pero los Dioses, al conocer lo que el dios Sombra deseaba hacer, decidieron protegerlos. 
Otorgándoles obsequios con los que pudieran defenderse de las bestias: La diosa Luna les dio habilidades psíquicas a unos y físicas a otros. El dios Sol, en cambio les entrego guardianes, espíritus animales.En aquel entonces todos los humanos sobre la tierra obtuvieron sus poderes y guardianes, mientras en sus manos aparecieron marcas. En la derecha, un sol y, en la izquierda una luna.
Pero nadie sabia como usarlos, y las bestias estaban cerca. Así fue que los Dioses escogieron a uno entre ellos, una caritativa y noble mujer llamada Mahlí, quien seria La Mediadora de los Dioses. Fue Mahlí quien oyó a los Dioses y le enseño a su gente como controlar sus poderes y guardianes.
Para cuando las bestias llegaron a sus tierras, los hombres ya estaban preparados para luchar.A su vez, la Mediadora sufría. Los poderes de los Portadores la aturdían y la ahogaban. Se fue de Hearler, alejándose de sus seres queridos, y se confinó a un lugar ajeno a toda civilización, donde solo eran ella y su GuardiánLos dioses vieron el gran sacrificio de Mahlí, y en aquel solitario lugar le regalaron la compañía de los espíritus de la naturaleza.
Los arboles se movían por voluntad propia, al igual que las ninfas. Los espíritus del bosque vagaban libremente por doquier, al igual que los espíritus de los arroyos, los elfos y otros seres.
A pesar de aquello, Mahlí deseaba que ningún otros sufriera aquel hastío. Y por ello los dioses la hicieron Inmortal.Mientras en Hearler, los niños pequeños no lograban controlar su guardián y su poder, sus cuerpos no eran lo suficientemente fuertes para soportarlos, y algunos se debilitaban al punto de morir. Y nadie lograba evitarlo. 
Cada vez que el niño portador moría, el guardián también, y el poder se desvanecía.
Los dioses al percatarse de ello, observaron a los niños que si lo controlaban. Decidieron quitárselos a quienes eran mas jóvenes, y se los volvían a ceder una vez estos alcanzasen los trece años, una edad en la que sus cuerpos eran mas fuertes y sus mentes mas ágiles para dominar los dones.Pero los Dioses también sabían otra cosa, el dios Sombra no se daría por vencido, e intentaría buscar otra forma de derrotar a los Portadores.Pero cuando aquello ocurriera, ellos también estarían preparados para enfrentarlo. Incluso si quienes debieran entregarles la seguridad de sus humanos a otros.
Y asi nació la profecia:


Cuando los hombres no lo esperenY la Sombra haga regresar a las bestiasEl primer ataque se llevará vidasPero no lograra vencer en sus tierras
Si da fé a quienes se sacrificanLos hombres lograran vencerPorque las apariencias engañanA los ojos que no lo saben ver
A través de la tierra enviara a buscarlas  La Mensajera de los dioses, a quien los salvaránY quienes parecían incompletasLas mas fuertes serán


Como una deberán bajar
Adentrándose en las tinieblas
Y cerrar el gran portal
Para que la maldad no trascienda.