Los que sólo ven los errores ajenos

Publicado el 16 marzo 2010 por David_pardo
Cuatro monjes decidieron aislarse para hacer un retiro de meditación y silencio. Un asistente los acompañó para hacerse cargo de los asuntos domésticos.
Llegó la primera noche y, transcurridas unas horas, las lámparas de aceite empezaron a consumirse.
Uno de los monjes dijo: 
- Asistente, vigila que no se apaguen las lamparillas.
Oído esto, otro monje se apresuró a llamarle la atención:
- ¡No debes de hablar, recuerda que estás bajo el voto del silencio!
El tercer monje indignado, exclamó:
- ¡Esto es el colmo, parece mentira que no podáis estar callados ni unas horas estando además en meditación y con voto de silencio!
El cuarto monje, entristecido, los miró y susurró a media voz:
- ¡Qué pena! De cuatro monjes que somos, soy el único que permanece en silencio y cumplo el voto que nos hemos impuesto.
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