En un pequeño lugar del mundo llamado Weymouth, Massachusetts, no recuerdo cuando o como pasó, en la radio del carro, la video Jukebox, o quizás en el soundtrack del film "Over the edge". Lo cierto es que ese año escuché a la banda que me metería en su orgulloso círculo de pinheads para siempre. Aislamiento, desesperación, separación, retardación: estos eran los ingredientes de la dieta diaria de Los Ramones. Sus canciones eran crudamente hechas para todos los que alguna vez se hayan sentido como un don nadie. Los Ramones sabían, los Ramones entendían. Los ramones eran. Ellos no solo cantaban sobre ser adolescentes jodidos. Ellos eran adolescentes jodidos, sin importar su edad. Conocidos como "la banda más fea del mundo" fueron un verdadero rayo de esperanza para los absolutamente sin esperanza. Ellos no eran las bonitas y ricas estrellas de rock contandote sobre cuan duro era ser famoso y cantando acerca de todas las mujeres con las que se acostaron.
Cuando los Ramones se juntaron en los 70's, los 70's caian en la ganancia impreviste del terreno de las compañias. Pero había cuatro jinetes en el amanecer del apocalipsis del punk rock. Ellos encarnaban al perdido, frustrado y enojado espiritu de la juventud. Y eran los mas bellos de todos.
Los Ramones fueron la primera banda punk verdadera. Cuando los cuatro de Forest Hills empezaron a tocar juntos en Agosto de 1974, los Sex pistols todavia estaban copiándose en tests de matemática en la secundaria. Ellos tomaron los riffs tradicionales de los 50's de Chuck Berry y Eddie Cochran y los hicieron tres veces más rápido, rechazando las enfermizas dulces letras de su era y convirtiéndolas en tributos a films de horror, oler pegamento y al amor condenado.
Los Ramones eran fenómenos. Su uniforme consistía en jeans rotos, camisetas y chaquetas de cuero mientras otras bandas en el planeta tocaban algo como la complicada "Dust in the wind" o una canción de ocho minutos de duración.
Los Ramones rompieron la barrera de velocidad del tempo: las canciones alcanzando de 1:15 a 2:30 minutos como máximo. No tenían que impresionar a nadie con su tocada musical. Cada canción era una maravilla de tres acordes. No muchas bandas les dieron crédito, pero miles desde Joan Jett a los Guns n roses tocaron canciones increíblemente similares a las de los cuatro hermanos. Ellos ni siquiera tuvieron un solo de guitarra hasta su cuarto disco "Road to ruin". Un típico setlist en vivo de los Ramones de hora y media de duración incluía más de 26 canciones, cada una de ellas tocada más rápido que las versiones grabadas en el estudio. Cuanto más rápido, mejor: vivir tonto, tocar rápido.
Los Ramones hicieron posible el sobrevivir a los suburbios y la ciudad para muchos chicos, corriendo estrepitosamente a lo largo de los salones de la secundaria cantando "I'm a teenage lobotomy". Esto sería mi grito de batalla contra los tontos wannabes, vestidos de ropa de diseñador y zapatillas de marca que esperaban en una larga cola para ser los consumidores de la tierra a feliz del mañana, lamiendo sus labios con el pensamiento de obtener esos deliciosos trabajos corporativos donde tendrían que salir con una "sonrisa" frente a sus caras y decir "gracias", "gracias", "gracias" como el pasaporte de diversión en sus bocas y para empobrecer su no filtrado vómito dentro de sus ya podridos sistemas. Si no les podía dar una paliza, al menos los iba a espantar..
Los Ramones me fortalecieron con una pared de seguridad punk donde podía deambular con la lengua firmemente fuera, orgulloso del título de "fenómeno: con el que mis semejantes tan consideradamente me habían bautizado. Ellos crearon una manto de seguridad de psicosis para sus miles de pupilos.
Los Ramones son los beethovens de mi generación, la "Blank generation". Nadie tiene que guardar un lugar en el cielo del punk rock para los Ramones, los Ramones son dioses punk.
Oh y, por cierto, empecé una banda yo mismo.
Rusty Nails