Revista Literatura

Los Recuerdos de mi Hermana

Publicado el 24 septiembre 2010 por Gildelopez
Amada Margarita.
Por Estela Gill-Pena
Nunca he sabido por que, pero cuando yo tenia cuatro anhos de edad y asistia al jardin de ninhos del colegio Guadalupano, al terminar el curso, las monjas decidieron que yo podia entrar a la primaria.
Al parecer, ya sabia leer, escribir (bastante feo, pero bueno...), ademas de sumar restar y multiplicar, que no dividir, algo que hasta la fecha se me dificulta.
El caso es que dijeron que la ninha estaba lista para el primer grado y como durante las vacaciones cumpliria anhos, no seria tan notorio.
Asi que ahi me tienen: a los recien cumplidos cinco, en primero de primaria con chiquillos y chiquillas (creo que ya no se usa decir asi, en fin...) mayores que yo.
Esa circunstancia contribuyo para que yo fuera una ninha insegura, timida, deseosa de complacer a todo mundo.
Como comprendia muy rapido las clases, buscaba la aprobacion de mis companheros, exhibiendo mi inteligencia y era peor, porque entonces les caia mal.
La vida siempre da compensaciones. La mia llegaba por las tardes, despues de clases. Disfrutaba de la companhia de una querida, amada amiga. No ibamos juntas en la escuela, aunque eramos de la misma edad, pero como a mi me hicieron el favor de adelantarme...Eso fue bueno, porque si hubieramos estado en el mismo salon, tal vez me hubiera odiado como el resto de mis companheros... o tal vez no: ella era mucho mas lista que yo, asi que quizas hubiesemos sido aliadas. Nunca lo sabre.
Lo que si se es que teniamos mucho en comun: al igual que yo, ella padecia de asma, lo cual nos unia aun mas si se puede. Ambas estabamos exentas de los sudores y congojas de las clases de educacion fisica y ni se diga cuando habia desfiles. Tales fechas eran para nosotras de verdadera fiesta y no de tortura, como lo eran para nuestros companheros que tenian la fortuna de estar sanos al cien por ciento. Mi amiga vivia en la planta alta de una antigua casona en el centro de Tacambaro, exactamente enfrente de la entranhable Plazuela del Santo Ninho y desde muy temprano su mama acondicionaba en alguno de los balcones para nosotras un puesto de privilegio para ver el desfile: en una mesita enmedio de dos comodos sillones colocaba unas jarras con aguas frescas deliciosamente heladas, ademas de una amplia variedad de canapes, que eran la especialidad de la senhora.
Asi, comodamente instaladas en nuestro exclusivo palco, veiamos pasar a los exhaustos esclavos que a esas alturas de la marcha mostraban signos de cansancio, porque cuando pasaban frente a nosotras, estaban mas a o menos a mitad de la extension del desfile. Al terminar este, graciosamente apareciamos radiantes y frescas como lechugas por la cafeteria del pueblo a convivir con nuestros agotados amigos ( esto es, con los que no estaban en sus casas recuperandose de la insolacion). Algunos de ellos no podian ni caminar, pues los zapatos nuevos se habian convertido en verdaderos aparatos de tortura. Repito: la vida te da compensaciones, jejeje, que mala soy.
Mi amiguita y yo nos conociamos practimante desde la cuna: ella era Margarita, hija de don Alfonso Cortez y de donha Margarita Medina, finisimas y bien recordadas personas.
La tienda de don Poncho, y la de mi papa estaban (estan) casi juntas en el portal "de arriba", frente a la plaza grande; las separaba el porton de la entrada a las casas de don Juan J. Gonzalez y del Lic. Eduardo Chaparro Plata.
Precisamente en el quicio de ese porton era donde pasabamos horas de horas jugando cada tarde. Ambas teniamos una gran variedad de juguetes, porque sus papas le tuvieron un inmenso amor y siempre le compraban lo mejor. Por mi parte, si bien a mi papa no le sobraba el dinero ( ni le sobra; algunas cosas nunca cambian), en la temporada navidenha su tienda se transformaba en una gran jugueteria y como yo era la unica ninha de la casa...
Dejenme decirles que eramos unas pequenhas perezosas y con tal de no tener que ir a nuestras casas por los juguetes,llevarlos de regreso, acomodarlos, etc., usabamos juguetes imaginarios que inventabamos. Creo que nuestro sistema funcionaba porque sabiamos que lo haciamos por flojera; tal vez si no hubiesemos tenido juguetes reales en casa nuestros juegos no hubieran tenido ese caracter magico maravilloso que tenian.
Recuerdo que de la tienda de papa llevaba biografias de los heroes de la patria, a los que convertiamos en pretendientes, novios o maridos, segun fuera el juego. Teniamos una mentalidad muy avanzada para la epoca, pues cuando un marido no funcionaba, lo desechabamos y escogiamos otro. Ahora bien , estos senhores serian muy nobles y heroicos, pero entre ellos escaseaba la guapura; y como yo era la que llevaba las estampitas, me aduenhe de Agustin de Iturbide y de Guadalupe Victoria. Mio pobre Margarita tuvo que conformarse con Juarez (perdonen, pero guapo no era don Benito) y con un viejo rabo-verde cuyo unico atractivo era el ser europeo y con una barba que ocultaba su fealdad. Creo que al final, ella salio ganando, porque su historia de amor era impresionante: en plena guerra de reforma, don Benito y el archiduque sostenian una particular y enconada guerra particular por los favores de la bella Margot, al grado de que Maxi ( se daba el lujo de tutear al emperador ) robaba las joyas de la emperatriz para regalarlas a mi amiga. Los celos enloquecian a Carlota, y todo para que Maggie, que era una senhorita decente, no correspondia a ninguno de los dos galane, por ser casados.
Teniamos tambien hijos imaginarios que eran un dechado de virtudes: tocaban el piano y el violin, las ninhas erangraciles ballerinas, etc. pero no los podiamos atender y siempre estaban en manos de las nanas. Pobres ninhos, tenian muy poca madre.
A veces, ya que era la entrada de su casa, Salia Begonha Gonzalez (una bella ninha, un poco mayor que nosotras )y con su habitual clase y cortesia pedia permiso para pasar por nuestra area de juegos; haciamos una discreta genuflexion y le cediamos graciosamente el paso: la reina de Espanha habia ido expresamente a visitarnos! Fuera de ella, todos aquellos que pasaban por ahi o querian entrar en nueastros juegos, eran nuestros sirvientes y lacayos.
En rstros tiempos de internet, iPods y tantas cosas, es dificil imaginar a esas dos ninhas con capacidades diferentes ( creo que entonces se decia minusvalido o discapacitado; bien a bien no recuerdo ) viviendo toda una novela creada por sus mentes y con juguetes del mismo origen, pero creanme, nunca hubo ninhas mas felices que nosotras.
Teniamos mucho en comun, pero tambien habia aspectos diferentes de nuestras personalidades. Tal vez eso explique una amistad tan hermosa: las diferencias, mas que separarnos, nos complementaban: Margarita era sensata, yo impulsiva. Se desenvolvia con naturalidad con las personas mayores, yo era timida. Ella, bajita de estatura y yo muy alta para mi edad, etc.
Mi mama siempre me ponia de ejemplo a Margarita y me preguntaba porque no era como Margot y yo le respondia que para que, si para eso la tenia a ella.
La familia de Maggie era de mucha alcurnia y cuando me quedaba a comer siempre lo haciamos en el comedor principal, con sillas para doce personas, con todos los cubiertos en su lugar un tazon con agua para limpiarse los dedos, etc.
Aunque en casa no teniamos esas costumbres, afortunadamente mi abuelita Brigida me ensenho, desde muy chica como debia de conducirse una damita en una casa elegante, por lo que me converti practicamente en la unica invitada aprobada por donha Margarita para participar eventualmente en el diario ritual que era la hora de la comida para la familia Cortez-Medina, con un sinnumero de detalles que tenias que saber: desde ponerte la servilleta en el regazo, no empezar a comer mientras el anfitrion no lu hubiera hecho, al terminar tenias que colocar los cubiertos y la servilleta de cierta forma, etc. Todo ello precedido por la oracion que decia don Poncho antes de empezar.
Frecuentemente yo arrancaba calidas sonrisas de mis anfitriones, pues cuando me preguntaban si gustaba repetir algun platillo, educadamente decia, no, gracias y la senhora me decia: de veras? a lo que yo decia, bueno, ante tanta insistencia no me puedo negar. Es que la verdad todo era exquisito y servido en un maravilloso ambiente.
A veces la senhora servia la comida en la azotea de la casa, con una espectacular vista del pueblo. En una gran mesa redonda, a la sombra de un enorme parasol, gozabamos de las maravillas de la cocina de donha Marga con un panorama de tejados rojos como telon de fondo.
Gracias al parentesco de Margarita con la senhorita Virginia Solorzano y a la anheja amistad de esta con mi papa, regularme eramos invitadas a nadar a la granja que la familia Solorzano tenia a orillas del pueblo.Me sentia muy importante, y mas cuando Maggie me dijo que eramos las unicas ninhas de Tacambaro que nadaban en Cuinio.
Si de algo estoy agradecida es por el tiempo ( por Dios, !que breve! ) en que mi vida corrio junto a la de Margarita. Tantas cosas disfrute con mi gu erita!
Al crecer, seguimos tan unidas como siempre, aunque al irnos a Morelia, ella entro a la Normal de Educadoras y yo a la Prepa 2 de la Universidad y nuestros horarios no nos permitian vernos tan seguido como hubiesemos querido. Asi, Tacambaro era nuestro lugar de reunion y en cuanto llegaba al pueblo, cual chica enamorada, corria a buscarla y viceversa.
Entonces, nos poniamos al dia con nuestras historias de la semana, que no podian ser mas contrastantes: ella era una ninha buena que estudiaba toda la semana, mientras yo era una flojita destrampada. Le contaba mis andanzas y ella no paraba de reganharme.
Cuando nos cansabamos de platicar, haciamos una pausa y de la tienda de papa tomabamos un altero de revistas y nos instalabamos a leerlas en el escenario de nuestros dramas infantiles. Dos almas gemelas. Si.
Cuanto te extranho! Algo que muchos no saben, pero que yo admiraba de ti, era que no trabajabas en jardines de ninhos comunes; tu trabajabas con ninhos especiales y se me hace un nudo en la garganta cuando recuerdo el empenho, la dedicacion, el amor que les brindabas. Por que no se reconoce tu obra? Por que no colocar un busto tuyo en nuestra amada plazuela? Te juro que algun dia lo hare, para que tu carita adorne ese rincon pleno de recuerdos. Lo hare, no solo para honrarte como mi amiga, sino porque fuiste un ser humano de excepcio: por tu labor con esos ninhos que amabas, por tu dedicacion, martir, a cuidar a tu madre, viuda y enferma, por tu preocupacion por el bienestar y la educacion de Poncho. Me duele que no hayas visto el fruto de tus desvelos : tu hermano es un hombre de bien con una hermosa familia.
Recuerdas lo de mi primer novio/ tu me sacaste de ese y de todos los demas baches de mi vida.
Fuiste la tia adorada de mi hijo Arturo a quien desde muy ninho ensenhaste a comportarse como un caballerito. El tambien te lleva en el corazon.
Hace poco fui a Tacambaro; visite a Poncho y me traje una foto de mi sobrina Titita. Es identica a tu hermano y en su mirada descubro tu inteligencia, Maggie. Juro que convivire con ella para contarle las historias de esa tia maravillosa que no la conocio pero que la hubiera adorado. Aqui estoy yo, para quererte mucho, Titita.
Margarita, Maggie, Margot, Tita, hermana, hijita: me haces falta, te extranho, te necesito. El tiempo solo ha hecho mas llevadero el sufrimiento, pero no se ha llevado mi amor por ti. Te sigo queriendo como siempre. Me dueles desde el primer dia que te fuiste.
Gracias, chiquita, por visitarme en mis suenhos; sigues ayudandome a vivir.
Santa Ana, Cal. 6 de febrero de 2007

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