Revista Diario

Los refugiados de la guerra. Mi opinión

Publicado el 07 septiembre 2015 por Frankh @frankh_art
La terrible foto del niño sirio Aylan Kurdi golpeó al mundo entero. ¿Al mundo entero? - No. No al mundo entero.
Mientras la presión popular y mediática obligaba a actuar a los gobiernos de Europa, Canadá, EE.UU. y, por lo menos, obligaba a declarar algo a los gobiernos latinoamericanos, hubo una importante parte de la ecuación, muy involucrada, que permaneció silenciosa y que no dice pío hasta ahora.
La foto de Aylan hizo llegar la tragedia de las guerras árabes en Medio Oriente al público. A un público obstinadamente ciego y sordo durante los últimos años. Porque información no ha faltado para el que quiera saber.
La guerra civil en Siria ya lleva tres años y más de 300.000 muertos, ha obligado a más de dos millones de sirios a buscar refugio en países vecinos y ha desplazado a más de cinco millones dentro de la propia Siria.
Una guerra que comenzó como un levantamiento democrático contra el dictador Asad, pero que rápidamente degeneró en una guerra de varios frentes, involucrando a rebeldes islamistas no-democráticos, al Estado Islámico, a Al Qaeda y a Hezbollah, la organización terrorista libanesa, que ha acudido en defensa del régimen. Lo de Siria es una guerra entre árabes donde se enfrentan diferentes posiciones políticas, religiosas y culturales, cada una, peor que la anterior.
Y la guerra ha estado allí por tres años sin que la gente le de pelota. Las noticias de las salvajadas cometidas aparecen de vez en cuando en la media, pero no le interesan a nadie. Y a los que menos les interesa es a los países y comunidades árabes a través del globo.
Lo mismo sucede con Irak. El avance del Estado Islámico, adornado con decapitaciones, persecución y asesinato masivo de árabes cristianos y kurdos, incluyendo crucifixiones públicas, violaciones, trata de esclavos y oponentes quemados vivos, ha estado presente durante los dos últimos años sin que haya habido una sola respuesta pública y gubernamental sólida en Occidente.
Menos aún, en los países y comunidades árabes a través del globo. Otra guerra civil horrible, con ribetes políticos y religiosos genocidas, que se mantiene ante la inacción y el silencio increíble de los que más deberían estar interesados.
Y lo mismo se repite en Yemen y en Libia.
La pregunta más obvia es ¿dónde están Kuwait, Arabia Saudita, Dubai, los Emiratos Árabes, Bahrein, Qatar, Omán - países de poca población y que nadan en petro-dólares - que no han acudido en ayuda de sus hermanos? ¿Por qué no lo han hecho? ¿Por qué aún hoy siguen sin hacerlo?
En la media ya están los países europeos y norteamericanos mostrando las decenas de miles de refugiados que cada uno recibirá, y ¿cuántos recibirá Arabia Saudita, Kuwait, Dubai…? ¿cuánto dinero han enviado en ayuda? - recordemos que el ingreso per cápita de estos países es varias veces superior al de Grecia, Bulgaria, Hungría u otros países europeos que sí recibirán refugiados. 
Y ¿dónde están las masivas y millonarias comunidades árabes en el mundo? ¿qué han hecho en concreto para solucionar esas guerras, qué ayuda han enviado, qué ayuda están enviando, qué planean hacer (aparte de declaraciones)?
Occidente debe recibir a esos desesperados refugiados de hoy. Mis preguntas van a los que deberían haber sido, y ser, los más interesados en esta tragedia y que, una vez más, han permanecido en silencio, con las manos en los bolsillos y mirando hacia otro sitio, mientras sus hermanos se matan y desangran entre ellos.
Estoy totalmente seguro que ya se tejerán alguna excusa imaginaria para, de alguna manera, echarle a culpa de todo a EE.UU. y Europa y así alivianar sus conciencias. Ya lo han hecho innumerables veces antes.
Y estoy totalmente seguro que la imaginación les alcanzará también para crear otro mito confeccionado a medida y así, cómo no, involucrar en la culpa a los judíos y de paso a Israel. Ya lo han hecho muchas otras veces. 
De todas maneras hay que recibir a los refugiados, ayudarlos en el nuevo camino, darles la oportunidad de una nueva vida. Que sus propios hermanos los hayan abandonado no es excusa. Pero que lo tengan presente.

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