El SmartWatch 2 de Sony permite hacer muchas de las tareas rápidas e inútiles de un teléfono. El uso más prometedor de los relojes inteligentes, en principio, podrían estar relacionado con la salud. Una pulsera de reloj inteligente puede controlar la presión arterial del usuario, su ritmo cardiaco. Por ejemplo, el proveedor de electrónica, Foxconn Technology Group, desveló el mes pasado una tecnología de pulsera que puede monitorizar la salud del usuario y conectarlo a través de su smartphone, normalmente mediante Bluetooth.
Los relojes para estar en forma ya son muy habituales hoy en día. Algunos pueden emitir una luz LED sobre la piel para encontrar y controlar el pulso o comprobar que la piel está hidratada. El siguiente paso será introducir sensores de este tipo en los relojes inteligentes.
Estos smartwatches pueden ampliar las funciones de un móvil inteligente. Podrían, por ejemplo, mostrar alertas de llamadas telefónicas, textos o tweets, evitando la molestia de sacar el móvil del bolsillo, la mochila o el bolso.
“Es más discreto echar un vistazo a la muñeca y ver las llamadas, textos o tuits que hemos recibido”, señala Angela McIntyre, analista de Gartner especializada en esta tecnología. “Los smartwatches están funcionando realmente como periféricos de los móviles inteligentes, y para disponer de una pantalla alternativa”, sostiene.
La experta adelanta que se añadirán micrófonos a futuras versiones que permitirán introducir comandos de voz sencillos y poder realizar llamadas. Algunos prototipos conocidos ya están diseñados para responder tuits, con respuestas preestablecidas.
Microsoft está desarrollando un modelo que ejecutará una versión modificada de Windows 8 y dispondrá de conexión vía LTE, por lo que la conexión de datos no tendrá que depender del teléfono inteligente.
Sin embargo, esto supondría disponer de una conexión adicional al smartphone, lo que puede obligar a que los relojes del futuro deban estar indefectiblemente conectados a otro dispositivo. Esta conexión inalámbrica puede resultar muy útil para los relojes del futuro que podrán enviar los resultados cardiacos del usuario y transmitir la información al médico.
La posibilidad de tener conversaciones a través de un reloj inteligente todavía está lejana y, en principio, deberán ser un complemento a los smartphones. “La gente suele comprobar su smartphone más de 20 veces por hora”, señala McIntyre. “Y este tipo de consultas serán más sencillas con un reloj”.
Gartner aún no ha estimado el valor del futuro mercado de smartwatches, ni cifras sobre el número de unidades que podrían comercializarse en los próximos años, aunque sí ha adelantado un saludable crecimiento, nunca mejor dicho, de los dispositivos fitness de todo tipo en los próximos años. En concreto, calcula que este mercado pasará de los 1.600 millones de dólares actuales a los 5.000 millones en 2016.
Cuando Sony presentó su SmartWatch 2 el pasado 25 de junio, aventuró un mercado mundial para estos relojes de unos 41 millones de unidades vendidas en 2016. Para poner en perspectiva esta cifra, este año se habrán comercializado más de 1.000 millones de móviles inteligentes.
Apple, Google, Samsung y Microsoft están trabajando en relojes inteligentes y hay otros actores como Sony. Este mercado es relativamente joven, aunque algunos modelos llevan dando vueltas cerca de una década, y la reputación de la marca es casi más importante para los compradores que las características y funcionalidad del mismo.