Un día de descanso, sábado o domingo
Tal vez un día que sea fiesta y toda la familia coincidamos
Sentaos en el sofá o en la alfombra, coged una libreta y un bolígrafo, intentad haceros pasar por un ser invisible, vamos, en otras palabras, que nadie se fije en ti.
Observa con calma y apunta.
Mama lee un libro tumbada en el sofá, el roce de sus dedos sobre el papel, el ruido de mama al cambiar de postura cuando su cuerpo se cansa de estar en la misma posición.
El perro igual muerde, ladra que se tumba en su cojín favorito.
Elena tu hermana cuenta por videoconferencia a su mejor amiga que tuvo que marchar a vivir a otra ciudad hace unos meses.
Un reloj en la pared justo encima de ti, al desplazarse las agujas del reloj ese ruidillo que hacen las manecillas.
Te duchas y mama te seca el pelo con el secador. Presta atención.
Llaman al timbre, un amigo de Elena llega ¿Qué paso?
Pero recordad, escuchar no oír, hay una gran diferencia,
Enrique está haciendo un trabajo para el colegio y en ese mismo momento se está imprimiendo.Es una impresora antigua y parece una metralleta. ¡Aquí! aquí está el enemigo.
Papa y nacho juegan a esos videojuegos, nacho carcajea cuando papa pierde y al revés, papa se pavonea como el pavo real que ayer vimos en el jardín botánico.
Y cuantas cosas más...
Si esperamos a la hora de la comida
Los tenedores en la mesas, las cucharas en la sopa al chocar contra el plato.
Y si somos traviesos y montamos una pequeña melodía, es muy sencilla.
En dos filas las copas o los vasos de agua y con la cuchara de postre, la más pequeñita, vamos dando despacito, más deprisa luego y así aumentando la velocidad, con cuidado no se rompan.
Todos los ritmos se juntan con las carcajadas de nuestros comensales, aquellas personas sentadas a nuestra mesa.
¡Ah! Se me olvidaba, todos los sonidos que hemos escuchado puede ser intensos o tenues, algunos molestos y otros agradables.
Dale a play o pídeselo a alguno de los adultos y descubrirás tal vez algún ruido más.
Mañana vuelvo y me lo cuentas. ¿Vale?
Marijose.