Hace unas semanas una persona en Twitter me escribió haciéndome una consulta, me preguntaba por el origen de un escudo de piedra que podemos apreciar en una fachada de Madrid, en pleno barrio de Huertas. Aproveche uno de mis últimos paseos por la ciudad para verlo en persona. Aunque nada he podido encontrar sobre él si que he descubierto varios secretos de la calle que lo custodia, la Calle del León.
Se trata de una calle de simple trazado, recta y estrecha a la que sin embargo, se le percibe una personalidad diferente. Los comerciantes del barrio están llevando a cabo actividades, como por ejemplo el Mercado de las Ranas, para promocionar esta parte de Madrid y en este galimatías de callejuelas, la del Leon está adquiriendo cada vez más presencia.
Nace en la Calle del Prado y desemboca en Atocha, muy cerca de la estación de metro de Antón Martin, apenas unos 250 metros que nos llevan desde las edificaciones típicas del Siglo de Oroespañol hasta la segunda mitad del Siglo XX. Una travesía de varios siglos que se puede realizar a pie, en pocos minutos.
Como siempre os digo, cuando deis un paseo por el Madrid histórico id fijándoos en las placas de la calle, son muy reveladoras. En la de la Calle del León se resume perfectamente la anécdota que originó su nombre. Según cuenta la tradición hubo en esta calle un indio que tenía un león dentro de la jaula y que, a modo de espectáculo, lo enseñaba a la gente a un precio de dos maravedíes. La presencia de esta curiosa atracción terminó por bautizar la calle.
En esta breve pero intensa vía vivió durante varias temporadas nuestro escritor más universal,Miguel de Cervantes, exactamente en el edificio que hace esquina con la calle que lleva su nombre, Calle de Cervantes. Además la Calle del León, antes de denominarse así se llamaba Calle del Mentidero pues fue aquí donde estuvo uno de los mentideros más importantes de la Villa, el de los Cómicos. (Los mentideros eran los puntos de encuentro en los cuales, durante el Siglo de Oro, la gente de Madrid se reunía para hablar y conversar de cualquier tema).
El idilio de la Calle del León con la literatura no termina aquí y es que en el número 27 nació todo un Premio Nobel como Jacinto Benavente. Ahora, en sus aceras, comercios de toda la vida comparten tabiques con tiendas de diseño y vanguardia, pequeños contrastes cotidianos que la hacen plural y dinámica. La gente del barrio no quiere que la zona de Huertas sea solo sinónimo de vida de noche y descontrol, también desea que los visitantes la conozcan por sus muchos atractivos que brillan a la luz del día y ahí, la Calle del León, tiene mucho que decir.