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El fabricante de los famosos modelos solicitó una suspensión de pagos y no encuentra financiación. El modelo japonés Nissan NV200 se presenta como su principal competidor
Manganese Bronze Holdings tal vez no resulte un nombre conocido en el mundo empresarial. Pero cuando se presenta como “el fabricante líder del distintivo taxi negro de Londres”, las percepciones cambian. Y en la actualidad, a esta compañía no le está yendo bien.
Luego de fracasar en la búsqueda de financiación, la compañía solicitó una suspensión de pagos por el peso de su deuda y pidió nombrar un “administrador concursal”, según informó el fabricante en un comunicado. Manganese Bronze negoció con diferentes partes para asegurarse una financiación “en términos aceptables”, pero no tuvieron éxito.
“El consejo de administración mantiene la esperanza de que las principales fortalezas de la compañía, el modelo TX4 y su reputación global, aporten la plataforma para un negocio de éxito en el futuro”, dijo la compañía.
The London Taxi Company -así conocida por los taxistas- cerró el primer semestre de 2012 con un beneficio de 3,8 millones de euros, un 64,2 % menos que el año pasado. Actualmente, tiene una deuda neta de 14 millones de euros.
Estos vehículos no pueden faltar en el paisaje de Londres, aunque nuevos competidores salen al ruedo.
Entre ellos se encuentra el Nissan NV200, un modelo que se fabricará en una planta de Barcelona. La empresa japonesa consiguió la licencia para venderlos en Londres desde 2013. Mercedes Benz es un fabricante que ya destina sus taxis a la capital británica con una versión de su furgoneta Vito.
La baja en las ventas también se da por productos defectuosos. El 12 de octubre, la empresa debió retirar 400 taxis del modelo TX4 para revisar posibles fallas técnicas en la caja de cambios, una de las partes del automóvil que se fabrica en China. Hasta nuevo aviso, suspendió la distribución de uno de sus modelos.
Desde ese momento, las acciones de la empresa -que pertenece en un 20 % al fabricante chino Geely- fueron suspendidas. Además, las pérdidas financieras y un accidente de contabilidad ponen en duda la supervivencia de una compañía de 64 años.