Una realidad, totalmente, falsa.
Una tradición vendida como el arte de hacer cultura. Llámame hipócrita por comer carne pero, joder, ya sé que es cierto que ahí también muere un animal por mí, pero debo nombrar esas cadenas alimenticias en las cuales nos encontramos. Estoy en contra del maltrato animal como también lo estoy de cualquier otro humano, ya sea psicológico, moral, machismo, homofobia o cualquier otro miedo que perciba nuestra especie y dé lugar a consecuencias mayores. Y sí, defiendo al toro en estas ínfimas circunstancias como también defiendo a la víctima en cualquiera de los restantes conflictos que se causan a diario. El ser humano es la especie ulterior pero, a su vez, tiene las mismas limitaciones que el resto. Somos superiores a cualquier otra raza, en el sentido de saber movernos por cualquier ámbito de la vida y tener una compleja comunicación pero seguimos creyendo que tenemos el derecho a despreciar a todo aquel que no sea como nosotros.
Ahora será cierto que para sentir placer hay que sentarse junto al brasero en una noche fría de Invierno buscando el calor en la imagen de un ser vivo desangrándose debido a las banderillas clavadas en su costado que trajo el torero al salir a la arena. Alguien que se hace llamar valiente por situarse en frente de un toro sin antes contar al público sus interpretaciones, es decir, el encierro del toro en una cámara oscura desde 24 horas antes con el fin de desorientarlo debido al ruido y aplauso del público al pisar la arena, en ese momento la única finalidad del animal es su huida por aturdimiento, confusión e incluso miedo lo que lo lleva a ser feroz, rápido. Sin embargo, es el torero quien aprovecha la ocasión y empezar "la jugada" con tal de impresionar al público. Antes de ese encierre, el animal ha sido sometido a otras putadas con tal de asegurar la muerte del mismo y, a su vez, tener a salvo a quien mata. Mantiene durante horas sacos inmensos de arena para acabar, prácticamente, sin cuernos. Es sometido a una serie de golpes en los testículos y riñones; a quien indujeron diarrea tras beber un vaso de agua con sulfatos en su interior. Se le unta grasa en los ojos para dificultar su visión y en las patas posee una sustancia que le produce ardor con la finalidad de evitar la tranquilidad del animal, y que el torero no se deslumbre en su actuación.
El torero, a su vez, podría derrotar al toro con un sólo movimiento. Sin embargo, lo lesione en tres tiempos para "mayor goce de la afición". Esto es para que el torero pueda brindar la expresión artística que se supone debe tener este espectáculo.
Por otro lado, llamo hipócrita a todo aquel que huye de la realidad desconocida humana para centrarse en la de otra especie. Todos somos demasiado solidarios y muy empáticos cuando dan a conocer la noticia de algún enfermo, herido o fallecido al comentarlo (ni más ni menos) por una red social. En la mayoría de los casos, lo único que buscan es llamar la atención de los demás desde el más egoísmo puro y, por encima, de la hipocresía. Os recuerdo que, también hay muertes a diario a causa del hambre, la gonorrea, el sida... y otras muchas enfermedades que, a diferencia del resto pasan desapercibidas al no darse a conocer en un momento dado.
Lo peor de todo es centrarse en la muerte de un animal que ni conocen, descentralizándose de los males de su propia raza. ¿Creéis que así se solucionarán los problemas? ¿Un animal defenderá antes a un humano que a uno de su raza? Un perro cuando muestra inseguridad y, piensa que no eres de confianza no te va a defender por el hecho de mostrar empatía o cualquier otro agrado que no pertenezca a su personalidad o carácter, ni siquiera a su forma física como animal que es.