En Madrid los niños podrán traerse la comida de casa. Eso sí, deberán pagar 3,8 € días por “comer de tupper” ya que “para que los niños puedan llevar fiambrera, el centro tiene que acondicionar una sala específica con microondas y nevera. Debe mantener un número de monitores y el servicio de limpieza…”. Como vi en una viñeta resulta curioso como mientras se financian escuela privadas con recursos públicos cada vez hay más escuelas públicas sin recursos. Decía @TwitDiscordante que cualquier día “un bedel cobrará un ticket de 1€ por niño en concepto de peaje pasilllos” . Lo peor de todo es que lo veríamos como algo sin importancia y que, más allá del pequeño revuelo del primer momento, terminaría aceptándose sin más. Y no debe ser así, la cuestión de los tuppers es algo de mayor calado.
Está pasando en España
Cobrar por comer en tuppers, además de un abuso tremendo, supone una diferenciación social entre los propios alumnos que los marca y determina. Por un lado, en los colegios estarán los niños que sus familias tienen la suerte de poder pagarles el comedor y, por otro, aquellos que llevan tuppers al colegio porque sus familias no disponen de los recursos económicos suficientes para poder pagarlo. Habrá alumnos “de primera” y “de segunda”. Una diferenciación que terminará siendo entendida como “natural” y a la que se enfrentarán en muchas ocasiones a lo largo de su vida.
Porque este simple ejemplo de los tuppers pone de manifiesto la sociedad a la que, bajo el pretexto de la crisis, nos quiere llevar Mariano Rajoy. Una sociedad en la hay personas que tienen derecho a la sanidad y otras no, en la que algunos podrán acceder a estudios universitarios y otros no, en la que unos pagan impuestos y a otros se les ofrece amnistías fiscales, en la que los que son desahuciados pagan el dinero de la deuda que ha asumido el Estado por salvar a la Banca que los desahucia, en la que pagan más los que menos tienen, en la que llevarse dos carritos del Mercadona en un acto manifiestamente político y reivindicativo es algo socialmente deleznable y un delito que merece el máximo castigo mientras que la estafa y robo bancario está respaldado legal e institucionalmente, en la que las personas desempleadas deben joderse y limpiar montes mientras garantizamos el despido libre por ley, en la que las mujeres sólo se realizan por el hecho de ser madres, en la que tanto vale tanto eres, en la que o estás conmigo o eres un descerebrado rojo malvado antipatriota, en la que el periodismo no es informativo, plural y crítico sino servil y leal con el poder, en la que los más desfavorecidos son los culpables de esa condición, en la que la educación diferenciada no es discriminatoria sino un valor además subvencionable, en la que el interés particular tiene más peso que el general, en la que lo privado prevalece sobre lo público (siempre que sea financiado y ayudado por lo público claro)…
En definitiva, una sociedad dual e injusta en la que sólo existirán perdedores y ganadores, pobres y ricos, en la que la desigualdad social deberá aceptarse como un hecho natural. De hecho ya lo adelantaba él mismo allá por 1983 en su artículo publicado en la Voz de Vigo “IGUALDAD HUMANA Y MODELOS DE SOCIEDAD” (ver aquí artículo completo http://www.losgenoveses.net/Rajoy/ideas/Rajoy.Faro%20de%20Vigo%2004.03.83.pdf) donde afirmaba que “el hombre es esencialmente desigual no sólo ya desde el momento de su nacimiento, sino desde el propio de la fecundación” o que “la desigualdad natural del hombre viene escrita en el código genético”, y es que, según Rajoy, las ideas políticas que anhelan la igualdad social “constituyen un claro atentado al progreso porque contrarían y suprimen el natural instinto del hombre a desigualarse”.
Leyendo esas afirmaciones cualquiera puede comprender cual es el objetivo real de las políticas del PPGobierno de Mariano Rajoy y el modelo social que propugna. Desde luego, si ese artículo fuera la inspiración de su programa electoral, y no la tanda de mentiras que utilizó para engañar a millones de ciudadanos, nadie podría echarle en cara que no lo estuviera cumpliendo.