Revista Diario

Los vecinos crecen

Publicado el 26 marzo 2011 por Gatadormida

Los vecinos crecen

“Sin comentarios… “

Dicen que es culpa de la nocilla o el cola cao, que alimenta que da gusto y así les va a la siguiente generación. No se si eso afectará a la inteligencia, lo que si sé es que en el “aspecto físico” afecta y mucho. Las niñas de 12 años aparentan 16 y los dulces nenes de 16 aparentan unos bonitos 18.

Los que me conocéis ya sabéis que me gustan los hombres, me gustan mucho aunque les odie y les quiera a partes iguales. Otra cosa es que mi gusto varía tanto de uno al siguiente como el tiempo en el mes de marzo, ahora frío, ahora calor y viceversa. Me gustan los morenos, los rubios, de pelo corto, largo, rizado, ojos azules, verdes, castaños, no me importa que sean gorditos, delgados, fibrosos, feos, guapos… El caso es que lo que me conquista es su forma de ser, no las palabras que se las lleva el viento, sino lo que hay debajo de la carcasa.

Sé que mis amigas lo piensan pero no me lo dicen tan claramente como una en concreto, que se encarga de recordarme cada vez que nos vemos que mi gusto es pésimo, que puedo optar siempre a lo mejor pero me quedo con las sobras, y que la genética es la genética y si me junto con un hombre bajito y regordete mis hijos saldrán feos. Yo no pienso en tener hijos, aunque de vez en cuando pienso en el acto de tener hijos, que una es débil y a veces se echa de menos un beso, dos, o lo que sea…  Creo que he ido mejorando, pero también debo decir mal que me pese que en mi última aventura me tropecé de nuevo. Lo bueno del asunto es que no ha habido tanto drama en esta nuestra segunda parte, y debo reconocer que me lo pasé bien.

El caso es que los hombres crecen, siempre serán niños pero llega un momento en que comienzan a cuidarse más y las féminas se sienten atraídas por ello. Y como una no es de piedra me quedo embobada cuando le saludo, coincidimos en la calle o nos quedamos en el ascensor… La típica escena donde coincide un vecino serio, él y yo. Y nosotros intercambiamos sonrisas tontas mientras bromeamos de algo que no recuerdo bien y el vecino mira el techo. Luego pienso, le has visto de pequeño, has visto como te miraba como cordero degollado cuando a penas él tenía 10 años y ahora eres tú quién le mira con otros ojos esa camiseta que resalta sus brazos, absorbiendo su mirada que desea algo más…

Claro, así cualquiera se olvida de que tendrá cerca de 18 años como mínimo. Aunque claro, luego piensas que si es mayor para conducir un coche, beber, ir a discotecas, etc. También será mayor para otras cosas. Y la imaginación vuela… Que como he dicho antes: “una no es de piedra”.



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