Los ventiladores

Publicado el 23 junio 2020 por Sylvia

El ventilador negro, delgadito y mono, con actitud de caber en cualquier lado, llegó hace dos años. Me lo dio mi madrina y me salvó. Literalmente, no podía hacer nada en las tres horas de más calor: me echaba, tratando de no dormir para no dejar a la criatura sin supervisión. Y esas tres horas eran de no hacer nada, pero era muy difícil hacer cualquier cosa en toda la tarde, ni soñar con hacer algo que requiriera pensar.
Para entender esto hay que considerar el clima del Estado de Chihuahua. En ESTA página dice que los veranos son muy calientes y que la temperatura llega a unos 31 - 34 grados, en promedio, pero el promedio puede esconder datos extremos y no es la moda, así que créanme: hace más calor que eso. Además, es un calor agobiante por seco, al menos agobiante para mí y sé que no soy la única.
Cuando me habitué a vivir en Querétaro, me empezó a resultar más frío el frío de acá, pero mi problema con el calor no es por haberme desacostumbrado, lo tengo desde niña. Me recuerdo subiendo la escalera, cargando mi mochila como si estuviera subiendo una enorme escalinata de un templo antiguo, con el sol en contra. Ahora creo que mi recuerdo está muy adornado, pero según yo, había un gran ventanal por donde entraba una luz agresiva y un calor abrasador.
Cuando me casé,descubrí que antes no había tenido frío. Es una larga historia, pero el primer día que amanecí casada, no tenía cerillos para encender el calentón ni dinero para ir a comprar unos. Algo así me pasó en esta casa con el calor. Siempre viví en casas cómodas y bien equipadas hasta que me mudé a Querétaro, donde eso no fue un problema en relación con el clima porque su clima es estupendo, al menos para una chihuahuense. Al regresar acá, volví a vivir en casas muy bien puestas, de hecho con aire acondicionado. Luego me mudé aquí y conocí el calor infernal.
Las casas están mal diseñadas o mal situadas, de modo que se ponen muy, muy calientes. La pared que da a la calle se calienta de modo que da miedito. Y no corre el aire.
Como dije, mi madrina me salvó con el ventilador negro. Pasó otro verano y luego llegó este y ella misma me ofreció otro aparato salvador. Pensé agradecer y decir que ya tenía uno, pero luego pensé que con dos podría formar una corriente de aire. ¡Es tan bueno! Transforma el ambiente. Además, si B está en un lado y yo en otro, podemos tener aire ambas.
Benditos ventiladores. Bendita madrina.

Silvia Parque