Revista Diario

Los verdaderos enemigos

Publicado el 04 abril 2019 por Decorarmonia Priscilla Locke @decorarmonia

A pesar de los estrepitosos fracasos del socialismo en Latinoamérica, aun podemos encontrar personas apoyando el mentado “socialismo-democrático” con la esperanza en que el añadir “democrático” vuelve al socialismo más humano. Y es que en nombre del socialismo hemos visto destruirse naciones enteras, con consecuencias nefastas como quiebra de empresas privadas, hambruna, inmigrantes desconectados de su tierra y de su cultura.

El capitalismo se ha demonizado en boca de estos “fans” del socialismo, y les llamo fans para evitar juzgarlos duramente. A lo mejor ellos con la mejor de las intenciones apoyan este sistema al ver los “desastres del capitalismo”, gente sin techo en países capitalistas, contaminación del ambiente y desigualdad social. Sin embargo, estos desastres no son derivados directamente del capitalismo sino del consumismo, aquel vicio moderno que empuja a quienes lo padecen, a compras excesivas y sin consciencia ecológica o moral. Compras sin sentido que buscan llenar un vacío espiritual.

La consciencia ecológica es algo que nos evitaría llenarnos de excesos, en especial en el vestido, industria que puede ser muy cruel. El capitalismo vende lo que se compra, si dejamos de comprar marcas de calzado o ropa que emplea a niños o que depreda los bosques, esta industria no podrá prosperar. Ese es nuestro poder como consumidores, nuestra responsabilidad. Igual con los alimentos, aquellos que vienen empaquetados con plástico innecesario deben ser castigados con nulas ventas. Como dueños de nuestro dinero, es nuestro deber usar esa energía sabiamente. No tiremos el dinero en chucherías que formarán parte de la basura por milenios.

El capitalismo per se, no es el enemigo a combatir. El consumismo lo es.

Lo paradójico es ver a esos detractores del capitalismo quejarse desde un iPhone, usando una camiseta de Hard Rock Café y bebiendo un café de Starbucks. Los fans del socialismo son fans también de los productos del malvado capitalismo. Como son fans no notan su incoherencia, han idealizado el sistema que históricamente ha fracasado y fracasará las veces que sea implementado, pues este sistema carece de algo indispensable para el desarrollo integral del ser humano: la libertad.

El totalitarismo es el verdadero enemigo.

El consumismo es, en forma indirecta, un aliado de los regímenes totalitaristas, donde el gobierno dictador lo usa como argumento para “proteger” a la nación que sacrifica con su ideología. Así, la desigualdad social que se da en sistemas consumistas, se usa para desacreditar al libre mercado. La desigualdad es inevitable porque no somos iguales, tenemos diferentes talentos, diferentes legados y diferentes circunstancias. La desigualdad tampoco es el enemigo. El enemigo real al que combatir es la desigualdad ante la ley. 

Porque la solución a la desigualdad social debería caer en el campo de lo personal. Cada individuo debería responsabilizarse de proveer a su familia de forma digna. Trabajar, aprender un oficio, una destreza, un arte que pueda ser intercambiada por valor. Tampoco delegar la responsabilidad de la educación de los niños, tarea ineludible del padre y la madre que no estiman en tiempo para pasarlo con sus hijos y darles ejemplo. Alejarlos de vicios alejándose primero ellos mismos de los vicios modernos: redes sociales, alcohol y drogas. Proveer a nuestros hijos desde nuestros esfuerzos dignos, jamás de la corrupción, tampoco de dádivas estatales. Seamos dignos.

Es vital que cada individuo aprenda a conocerse a sí mismo, como ser humano para entender sus limites, habilidades y traumas, sanarlos para evitar transmitirlos a las nuevas generaciones. Así las sociedades evolucionarían. No quejándose, no esperando que un gobierno mesiánico le solucione la vida. La evolución requiere un cambio. El cambio vendrá de lo interior a lo exterior.

Vinimos a este mundo solos a valernos por nosotros mismos.

La religiosidad, en especial la cristiana, se ha venido atacando paulatinamente intentando erradicarla de raíz. Hasta yo lo hice. Sin embargo, hay que entender que la espiritualidad es esencial para la vida plena, pues nos provee de un sentido, una explicación filosófica a la existencia, y ésta es intrínseca en el ser humano. Nuestra cultura se ha basado en valores cristianos que han formado a occidente. Los malos elementos en las altas esferas de las iglesias han existido siempre. Pero nuevamente estamos atacando al enemigo equivocado. No son las iglesias cristianas, sean católicas o Testigos de Jehová, las razones de la decadencia moral de los tiempos actuales, el enemigo es la falta de espiritualidad.

No hablo para aquellos nihilistas que no necesitan ese sentido, ni para aquellos divulgadores científicos que necesitan evidencia avalada por el método científico, el manual de aquellos de superioridad intelectual cuya arrogancia les ciega a aceptar la importancia de la espiritualidad. A ellos no pretendo convencerlos.

La espiritualidad es un camino individual, una experiencia intransferible y una selección personal donde no caben los dogmas ni hay jerarcas. La espiritualidad va más allá de las iglesias.

Los verdaderos enemigos están en los extremos.

La nueva izquierda señala todo lo que no está de su lado como fascismo, nazismo y otros ismos tan detestables como el socialismo. ¿Por qué no dejar de atacarnos y empezar a comprendernos? Quizá ese fan socialista al que atacamos en Twitter está cegado por un discurso, ignora los hechos o actúa de buena fe. Atacando no convenceremos a ningún fan. Hablemos con argumentos, no creo posible que alguien se aferre tanto a una ideología desoyendo el sentido común y el razonamiento. ¿O me equivoco? Aún tengo fe en que habrá un despertar.

El consumismo desmedido y depredador, coartar la libertades individuales, los feminismos radicales y cualquier ideología que atente contra la vida, libertad y propiedad de las personas, son el verdadero enemigo. Unamos nuestros frentes para estar alerta, despojarnos de pasiones y orgullos ideológicos y entender que proteger la vida, la libertad y la propiedad de las personas es asegurar un futuro digno para nuestros hijos.

© 2019, Pitonizza Punto Com. Licencia de uso: Atribución-SinDerivadas CC BY-ND

Si gustas, deja una propina para este artículo.

Volver a la Portada de Logo Paperblog

Sobre el autor


Decorarmonia Priscilla Locke 161 veces
compartido
ver su blog

El autor no ha compartido todavía su cuenta