Busco las 8 torres que nunca todas las ves, cuento 5, y un halcón que surca los cielos mientras recomiendan no pasar de 80 en blanco sobre azul cuadrado. Instintivamente oteo mi color preferido, para tranquilizar mis ojos, y veo picos y cerros verdes claros salpicados de lunares oscuros, 1, 2, 3... hasta lo que abarcan mis gafas graduadas ¡cuánta lejanía inalcanzable y desconocida en esos lares!
El asfalto me lleva acompañada de torretas gigantes, cuento 1, 2, 3... y lo dejo, vienen curvas y me mareo, pero tienen esqueletos de pequeñas lanzas que brillan a un sol caliente como de Marzo, pero es Enero; y deseo saltar a la comba con sus cables, como cuando llevaba trenzas y una mella en la boca. Me sobresalto con fatiga, pero no por el recuerdo del juego, pues una moto se cruza en mi camino con su tétrico rechinar de circuito público.
La música de mi coche sigue sonando y me apacigua, y noto mi hambre de alimento y miro bostezando el reloj analógico incrustado en la guantera de sapelli, la 13:30, no, las 12:30 hora local dentro de un momento; y vuelvo la cabeza buscando mi color otra vez, y comienzan mis papilas gustativas a salivar al ver pastar a las vacas en la dehesa ¡Qué natural lo hacen, como si llevasen siglos haciéndolo! Tienen ventaja, cuatro estómagos y una boca grande. Me convierto en un momento en depredadora... de brotes verdes y cogollos de encina mediterránea hasta la altura de mi boca, en pose empinada como las cabras y las ovejas.
Miro al frente porque ya falta poco para la mesa y mantel y el cielo se torna tan azul y limpio, como recién lavado y tendido al sol. Pero en dirección oeste ha sido estrenado por el surco blanquecino de un avión que no será de Ryanair porque esos están en tierra y no producen ya detonación tónica.
El de la cara...MichaelO'Leary, consejero delegado deRyanair
Aparto de mi cabeza lo mal que me trataron en Irlanda en su mostrador de embarque, la maleta se empeñaba en declarar 2 kilos de más, solo te dejaban llegar a 8, como en Jerez de los Caballeros que son 8 pero solo veía 5. Abrí mi maleta allí mismo y saqué mis libros de caligrafía, (aún no los he abierto son para cuando me jubile ¡si me dejan!), los llevé en brazos como una colegiala con trenzas y una mella, mientras la señora de Ryanair, como una institutriz sorprendida ponía cara rara, pero ahora sé a quién imitaba.A mi derecha otra vez me sorprendo mirando, ya en Portugal, una casilla en ruinas abandonada junto a su chumbera, mientras a sus pies como un manto cristalino serpentea un arroyo manso incluso en invierno, me entra sed de agua, pero pedimos vino en el restaurante elegido, queremos bacalao espiritual por aclamación popular, y me sorprenden los sabores de antaño en mi boca al paladear un queijo de cabra fresco de Aldeia da Luz que me sabe a gloria, y pido un deseo, como cuando tenía una mella y quería un paleto bonito, pues eso, seguir siendo paletos.
P.D.: "Venga que no se diga que no me entendéis... "
{¡B U E N A_____S U E R T E!}
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