Ludo, el vampiro/Capitulo 3

Publicado el 08 junio 2013 por Blog_e_biologia

Capitulo 3— Cuando desperté como vampiro…
— ¿Seguirás contándome? — preguntó Mijaíl interrumpiendo abruptamente mi narración.

— Querías que te contara mi historia ¿no…?

— Lo siento. — musitó arrepentido. — continua.

— Cuando desperté como vampiro, no fue algo muy agradable. Abrí completamente mis ojos, tal vez estuve durmiendo, no recuerdo haber tenido algún sueño o pesadilla. Tenía un intenso dolor en la garganta y recorría toda mi boca. Aun seguía en el cementerio tendido sobre una vieja lapida, me levanté al instante en un rápido movimiento ¡Fue asombroso! Y entonces miré a mí alrededor: la luz de la luna iluminaba el sendero, mi salvadora estaba a metros de mí, mostrándome una maléfica sonrisa entre los trapos viejos que cubrían su rostro y alrededor de ella, yacían varios cuerpos mutilados.
» — Estuve a punto de hablar, pero algo me detuvo. Fue un olor llamativo, estaba en todos lados, como el perfume de Valeria, impregnado en todo el cementerio, pero al paso de los segundos el olor se transformo en algo fétido y podrido.
» — Puedes olerlo ¿verdad? — preguntó mi salvadora, yo solo asentí con la cabeza. — Es la sangre, querido Ludo. Sangre que pasa de ser exquisita a un desperdicio llevada por la muerte.
» — Debes tener hambre, querido Ludo. Te he guardado un poco de alimento. — fijó su vista a un par de tumbas de su derecha y dijo: — ¡Camina!
» Un joven salió de ahí, caminando toscamente como si luchara por hacerlo. Cerraba con fuerza sus puños, unas cuantas lágrimas suyas cayeron al suelo. Camino hasta llegar con mi salvadora y esta le ordeno que se hincara.
» — Vamos, la cena te espera. — y con un movimiento de su mano, me invito a acercarme.
» Camine atreves de los cuerpos mutilados, algunos podía ver su rostro todavía, ahí estaba el viejo Wark quien vigilaba la puerta de la habitación de Valeria, Eric el vigilante de la entrada de la hacienda con un rostro de asombro. Los conocía, todos eran guardias.
» Cuando me acerque al chico pude ver como temblaba y sollozaba. Sabía lo que tenía que ser cuando mi salvadora descubrió el cuello del chico, pero no podía hacerlo. Me negué una y otra vez, hasta que puse verdadera atención en su cuello: mire una vena, delgada pero suficientemente bella para jugar con mi tentación. La mire detenidamente y sentí como el escozor en mi garganta se incremento y sin más preámbulos me arroje sobre su cuello mordiéndolo y bebiendo de su sangre.
— ¿Por qué te resistías a comer? — preguntó Mijaíl. — La primera vez que comí, no necesite que me lo dijeras dos veces.
— Porque todo eso me parecía extraño. Ser un humano, morir y resurgir como un vampiro minutos después y tener que alimentarte de un humano. ¡No es fácil de digerir! No comprendía muchas cosas.
» La sangre me reconfortaba a medida que pasaba por mi garganta, sentía un alivio absoluto. Podía escuchar como el corazón latía fuertemente como tambores, pero este fue opacado con la risa de mi creadora. Me estremecí al igual que el chico que empezaba a aflojar su cuerpo. Su corazón ya no latía de la misma forma, con el paso de los segundos escuchaba cada vez menos el latir de su corazón y la sangre fluía con mayor trabajo.
» — Suéltalo ya. — ordenó mi salvadora, pero no pude obedecerla, quería seguir bebiendo. — ¡Te he dicho que lo sueltes! ¡Suéltalo ahora! ¡Suéltalo, no debes beber!
» De un solo empujón me lanzo a unos metros de distancia y caí sobre unas piedras, no sentí dolor alguno, pero eso no me importaba. La sangre me seguía llamando. Mi creadora le dio una patada al chico y este dio media vuelta quedando frente a mí. Tenía una mirada perdida en el cielo y no movía ni un musculo, tampoco escuche la sangre en sus venas, estaba muerto.
» — ¡Cuando te ordene algo tendrás que hacerlo! — gritaba enojada. — Si te dije que dejaras de beber es porque es mortal para un vampiro alimentarse de una persona en el momento en el que muere.
» — ¡Vampiro! ¿Yo? — pregunté sin prestar atención en sus regaños.
— Pensaras que fui un idiota, al pasar por todas esas situaciones y ni siquiera darme cuenta que era un vampiro, pero lo fue. — confesé a Mijaíl. — Antes la ignorancia era un tema más fácil de abordar.
— Después de beber la sangre del chico, ¿Nunca pensaste que eras un vampiro?
— En ese tiempo, no era tan fácil de enterarte de los cosas que pasaban, claro que existían lugares donde solían tratar temas de ese tipo, pero quedaban en un mito o en un cuento para asustar a los niños.
» — No, eres el mismísimo rey de España. — dijo entre risas haciendo una reverencia burlona. — Ahora, camina. No tardaran en llegar más guardias buscando a estos.
» Caminamos hasta el fondo del cementerio donde estaban las tumbas más antiguas hasta llegar a un montículo de tierra que albergaba una lapida enterrada en el suelo. Las letras grabadas en esta habían desaparecido, mi creadora la levanto con una sola mano y tras este había un lugar oscuro y unos escalones que descendían.
» Bajamos en silencio hasta llegar a un salón iluminado por unas antorchas que estaban a punto de apagarse. Algunas tablas estaban amontonadas en una esquina incluso pude ver unos osamentas. En el centro del salón estaban cuatro féretros acomodados en círculo, cada uno tenía su respectiva tapa a un lado por lo que se podía ver que estaban vacías.
» — Dormirás en mi féretro, mañana te conseguiré uno propio. — me tomó una mano y me ayudo a adentrarme en este. Era bastante incomodo, sentía como si realmente estuviera muerto.
» — Antes, quiero ver tu rostro. — le dije antes de que pusiera la tapa del féretro.
» De un solo jalón quito la capa de tela que cubría su rostro y pude verla. Su cabello era negro, largo y enredado como si nunca lo hubiera peinado. Escondido estaba su rostro, que era pequeño y fino, marcado por unos enormes ojos que se miraban sorprendidos ante mí.
» — Llámame Antonia. Buenas noches. — colocó la tapa dejándome en una completa oscuridad hasta que cerré los ojos y dormí.

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