Revista Talentos

Lugares comunes

Publicado el 13 abril 2016 por Pablogiordano

Frases hechas, ya no se soportan, pero se siguen usando, sobretodo en las canciones. Sin embargo, me gustaría rescatar algunos matices que las hicieron geniales en su época. Por ejemplo la que dice "como arena entre mis dedos". No solo refiere a una perdida patente que se vive, que no se puede sostener aunque querramos porque se escurre, sino que es algo que cae, algo que se degrada al suelo, no algo que mejora y sube, asciende a los cielos. Creemos que lo que se escapa/pierde, se vuelve peor, y nada podemos hacer al respecto, nuestras manos no son buenas herramientas. refiere esta imagen también al paso del tiempo, ya que un reloj de arena funciona de la misma manera, es arena que se escurre hacia abajo, movida por la ley de gravedad, la ley de la vida que dice que todo se termina, que el tiempo pasa, y cada vez queda menos arena (menos posesión, menos ser) del lado del presente. Por otro parte, el paso de la arena entre los dedos es melancólicamente suave, pero también una imagen de corrosión, corroe, duele al rozar la piel.

Otra frase común es "pechos de miel", y quizá el recuerdo más cercano al que nos remita es a Muchacha ojos de papel. No hay mucho que decir, pero en un primer momento este cliché histórico de la poesía no solo quería impregnar de dulzura (metafórica) a los pechos de la mujer, sino a la experiencia de la miel en la boca. Una riqueza única por un lado, y una contención difícil que incita a la salivación excesiva y a la interrelación entre la carne y la comida. El sexo y la alimentación que tan bien supo explotar Woody Allen. No solo se trataba de la dulzura sino del acto de comer, o chupar (más propio del liquido espeso) y la resultante humedad en el cuerpo que se da.

La rosa como flor simbólica en el arte es una metáfora espantosa hoy en día, pero perfecta cuando se creo. La rosa apela a la vista, el olfato y el tacto. A la vista como belleza, al olfato para referir al agrado del amor olfateado ()si se me permite) pero también, y lo más fuerte de todo, a las espinas y el dolor, el padecimiento de todo amor. La pasión, que es padecimiento, y el contraste que indica que todo lo bueno, tiene su precio en dolor. Aquí entra el tacto, porque para hacerse de esa belleza, para poseerla enteramente, uno debe estar dispuesto a sufrir, a cortarse las manos, a clavarse las espinas. El contraste entre belleza y amenaza, la amenaza del dolor que conlleva todo amor, también es un precio, que estamos o no dispuestos a pagar. Cuando la rosa se marchite, solo quedaran las espinas, las llagas, el precio pagado.

Y así podemos seguir, los clichés y lugares comunes ya no se usan, o no deberían porque no significan nada, porque nuestro oído entrenado los rechaza; como una palabra harto repetida que perdió todo sentido. Sin embargo, lo que aportaron cuando aparecieron, puede ser rescatado y remencionado a través de otras metáforas, comparaciones y frases. Finalmente pido perdón por este texto, también bastante cliché. Es que solo pienso en voz alta, en Facebook, en medio de loros que repiten. Mi pensamiento es corto y pobre. Pero es.


Volver a la Portada de Logo Paperblog

Sobre el autor


Pablogiordano 2 veces
compartido
ver su blog

El autor no ha compartido todavía su cuenta El autor no ha compartido todavía su cuenta

Revista