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Luisanna verónica: regeneración es una novela con carga psicológica .
Publicado el 05 febrero 2013 por Gusmar Carleix Sosa Crespo @gusmarsosaEl autor narra la experiencia desde su perspectiva de lo que pudieron haber vivido las víctimas del incendio de Amuay, sus últimos pensamientos, el arrojo con el que algunos lograron sobrevivir, el sufrimiento de los familiares, aunado al entorno político que se manejaba tras el suceso, hipótesis de sus causas, las impresiones y solidaridad de su gente, al mismo tiempo que revela la esencia humana en medio de desastres como el ocurrido hace poco más de cinco meses en nuestro país.
Igualmente reseña sobre las creencias religiosas que se sitúan con más fuerza ante eventos cercanos a la muerte, y que impactan por igual a ateos o creyentes. Y toca con profundidad aquellos “hubiera” que nos planteamos ante los infortunios, los porqués, los “esto no hubiera pasado si”, los planes de la vida que se truncan sin querer, lo que haríamos ahora si nos dieran una segunda oportunidad, y hacen tocar fondo tanto a la víctima como al espectador, que se introduce sin quererlo en el texto como un testigo más de la historia, como uno que igualmente ha vivido sinsabores; de tal manera que su lectura permite una nueva reflexión acerca de lo que hacemos con nuestro presente.
Cabe recordar a uno de sus personajes, Miriam: el autor refiere con relación a lo anteriormente planteado, que ella “no se asombra, sabe que las tragedias pueden doblegar el orgullo y amenazar las emociones negativas.” Ella consciente de la situación pero impregnada de empatía, motiva a otros de los sobrevivientes y les infunde esperanza en tal vez su último día de vida. Otro de los héroes de la historia se constituye en la figura principal, Roberto Infante, quien representa más allá de las características de ficción a él atribuidas, la capacidad que tiene el ser humano para sobreponerse ante situaciones límite y seguir adelante, un concepto que en Psicología se denomina resiliencia, y que es a mi parecer el fondo de esta historia.
Al mismo tiempo que el autor nos invita a reflexionar sobre la vida en sus diferentes facetas, su lectura grata y refrescante permite situar al lector en el lugar de las víctimas de la tragedia al punto de hacerles preguntarse qué harían en una situación similar o qué están haciendo para que su vida tenga un propósito loable que trascienda en las generaciones. Destaca algunas veces la muerte como un punto final, y a pesar de desconocer qué hay en el más allá, enfatiza el más allá de este lado de la vida, que no es más que el legado que le dejamos a los que nos anteceden, eso mientras el mundo siga girando. Uno degusta el mensaje y se pregunta en qué consistirá la parte II de esta novela de la vida real.