Revista Literatura
Nado en ti y guardo la ropa. La escondo en mis cajones por si algún día me la pides. Regresas y permanece donde estaba porque se ha llenado de pelos de gato: alergia. Repaso dónde cayeron tus pertenencias y tus ganas, dónde el sitio prohibido, dónde el parpadeo sobre un rostro de miedo.
Nado en ti como el más seguro de los trasatlánticos. Conexión vía satélite, bengalas de posición, GPS, wifi y botes salvavidas, retransmisión en directo de cada una de las millas. Intento naufragar, chocarme, hundirnos, y no lo consigo. Apago el faro para que los aguijones de la costa nos destrocen la bodega pero tienes reflectores preparados que iluminan 600 kilómetros a la redonda.
Y nado en ti. Y te respiro.
Aliento de fuego en las ataduras del ensueño, sábanas de espuma, arena en el Sol. Permitido rendirse esta noche.