que lo compartieras conmigo.
El otro día, he de reconocer, estuve mirándote. No como te miran los demás, las personas que pasan o las que pasean. Ni como te miran tu madre o tu hermano.Yo te miraba desde un ángulo que abarca el cielo entero. Desde una acepción de la palabra mirar que sólo existe en nuestro idioma. Y es que no creas que yo la entiendo, esta forma de observarte, pero mis ojos eran mensajeros de la cosa más bonita de este mundo. Los poetas sentían envidia por no estar tras ellos, y me apena que no fuera así, pues te habrían escrito los versos preciosos que te mereces, y que yo sería incapaz de darte. Desprendías tanta luz, y es que tenías al Sol entre tus manos. Porque no lo sabes, pero el Sol es sólo tuyo. Y cada uno de mis recuerdos, escalofríos, suspiros y lágrimas contenidas desearon con todas sus fuerzas
que lo compartieras conmigo.
que lo compartieras conmigo.