La magnífica película del mejicano Carlos Reygadas (autor, entre otras, de Japón y Batalla en el cielo) transcurre cerca de Ciudad Cuauhtémoc, en México, en una comunidad menonita de las decenas que existen en el estado de Chihuahua.Los menonitas son una rama anabaptista del cristianismo procedente de Holanda y el norte de Alemania. Tras escapar a la persecución religiosa que sufrieron en el siglo XVI, y después de atravesar Ucrania, Rusia, Canadá y Estados Unidos, llegaron hasta Chihuahua a principios del siglo XX. Rechazan la sociedad de consumo y sus colonias se encuentran principalmente en América Latina, Asia y África. Su religión es muy estricta: no pueden tomar drogas o alcohol ni usar anticonceptivos. En las comunidades más ortodoxas no se puede utilizar el coche ni la electricidad.Luz silenciosa se inicia con un amanecer rodado íntegramente en forma de plano secuencia, donde vemos aparecer, entre los ruidos de la noche que se desvanece, esa luz silenciosa que da título a la obra y que estará presente a lo largo de toda la película, en forma de testigo mudo. Es también esa luz la que marca las labores del campo y por ende la rutina de los menonitas, una comunidad agrícola que parece anclada en el siglo XVI, con hombres rubios y de ojos azules, ataviados con petos vaqueros y con sombreros de cowboy, y mujeres con vestidos de florecillas y sombrero blanco.Johan, el protagonista masculino, es un hombre casado con Esther y padre de siete hijos. La suya no es una vida diferente a la de los demás de la comunidad, una existencia plácida y previsible, pero también monótona, sin apenas pasatiempos que puedan distraer del camino a Dios; todo se reduce a rezar, trabajar y cuidar de la familia, sin que haya posibilidad de cambio alguno. Y sin embargo es aquí, en este mismo escenario de personajes incapaces de translucir lo que sienten y donde se rehúye la mirada y el contacto físico, donde estalla el drama.Desde hace dos años y contraviniendo la ley de Dios y del hombre, Johan mantiene una relación amorosa con Marianne, otra mujer de la misma comunidad. Su amor está dividido entre ambas mujeres, bajo un sentimiento de culpa de ecos bergmanianos. Esther representa la paz, la estabilidad, la familia de acuerdo a la moral menonita, el pasado en forma de llama que se extingue; también la rutina. Sabe desde el principio, pues su marido se lo ha contado, que existe otra mujer y asiste impotente al ocaso de su matrimonio. Marianne es la otra, la amante capaz de provocar en Johan sentimientos que este creía olvidados; representa, a su pesar, la pasión incontrolable, el fuego y su capacidad de destruir todo a su paso. Es consciente de ello y siente remordimientos por el daño que está provocando. Está en juego todo lo que Johan ha ido construyendo con paciencia a lo largo de años: una familia y un lugar en el mundo, acorde a unas estrictas normas religiosas. ¿Es «la paz más fuerte que el amor» como dice Esther? Marianne parece responder, aunque sea de manera indirecta: «Esto es lo más triste de mi vida, Johan, pero también lo mejor».Johan confiesa su secreto a su padre y también a su mejor amigo, Zacarías. Ambos le aconsejan que abandone su relación con Marianne, incluso su padre asegura que lo que está pasando es sin duda obra del maligno; pero al mismo tiempo ambos envidian su situación, esa capacidad por sentir deseo hacia otra persona.Otro de los protagonistas de Luz silenciosa es la naturaleza, filmada en formato panorámico y con una fotografía exquisita; ya sea en su estado salvaje, en forma de paisajes abiertos y extensos, cielos nubosos, tormentas, bosques, noches estrelladas…, o en su forma domesticada, bajo la apariencia de tierras de cultivo, animales estabulados…La película está rodada con un ritmo lento y parsimonioso de planos de larga duración, con movimientos de cámara a menudo imperceptibles y utilizando a veces lentes deformantes para crear una atmósfera asfixiante. Cuenta con un notable trabajo de interpretación, en el que las dos protagonistas femeninas, Miriam Toews (Esther) y María Pankratz (Marianne), son actrices profesionales y de origen menonita. El resto del reparto es no profesional (algo habitual en el cine de Reygadas) y pertenece a la comunidad menonita, incluido su actor principal, Cornelio Wall (Johan). El idioma utilizado es el hablado por dicha comunidad, el plautdietsch, lo que añade autenticidad al filme.La cinta concluye con un plano secuencia que nos muestra un atardecer, rodado de manera similar a la secuencia inicial y como si cerrara un ciclo. La cámara avanza en mitad de un bosque de árboles que se recortan contra el cielo, mientras se escuchan sonidos de animales invisibles y la tarde va cayendo hasta que la luz silenciosa desaparece por completo.Luz silenciosa fue presentada en 2007 en el único cine de Ciudad Cuauhtémoc, ante la comunidad menonita. Consiguió, entre otros, el Premio del Jurado en el Festival de Cine de Cannes.
«luz silenciosa (stellet licht)» - carlos reygadas
Publicado el 20 marzo 2019 por JavierserranoLa magnífica película del mejicano Carlos Reygadas (autor, entre otras, de Japón y Batalla en el cielo) transcurre cerca de Ciudad Cuauhtémoc, en México, en una comunidad menonita de las decenas que existen en el estado de Chihuahua.Los menonitas son una rama anabaptista del cristianismo procedente de Holanda y el norte de Alemania. Tras escapar a la persecución religiosa que sufrieron en el siglo XVI, y después de atravesar Ucrania, Rusia, Canadá y Estados Unidos, llegaron hasta Chihuahua a principios del siglo XX. Rechazan la sociedad de consumo y sus colonias se encuentran principalmente en América Latina, Asia y África. Su religión es muy estricta: no pueden tomar drogas o alcohol ni usar anticonceptivos. En las comunidades más ortodoxas no se puede utilizar el coche ni la electricidad.Luz silenciosa se inicia con un amanecer rodado íntegramente en forma de plano secuencia, donde vemos aparecer, entre los ruidos de la noche que se desvanece, esa luz silenciosa que da título a la obra y que estará presente a lo largo de toda la película, en forma de testigo mudo. Es también esa luz la que marca las labores del campo y por ende la rutina de los menonitas, una comunidad agrícola que parece anclada en el siglo XVI, con hombres rubios y de ojos azules, ataviados con petos vaqueros y con sombreros de cowboy, y mujeres con vestidos de florecillas y sombrero blanco.Johan, el protagonista masculino, es un hombre casado con Esther y padre de siete hijos. La suya no es una vida diferente a la de los demás de la comunidad, una existencia plácida y previsible, pero también monótona, sin apenas pasatiempos que puedan distraer del camino a Dios; todo se reduce a rezar, trabajar y cuidar de la familia, sin que haya posibilidad de cambio alguno. Y sin embargo es aquí, en este mismo escenario de personajes incapaces de translucir lo que sienten y donde se rehúye la mirada y el contacto físico, donde estalla el drama.Desde hace dos años y contraviniendo la ley de Dios y del hombre, Johan mantiene una relación amorosa con Marianne, otra mujer de la misma comunidad. Su amor está dividido entre ambas mujeres, bajo un sentimiento de culpa de ecos bergmanianos. Esther representa la paz, la estabilidad, la familia de acuerdo a la moral menonita, el pasado en forma de llama que se extingue; también la rutina. Sabe desde el principio, pues su marido se lo ha contado, que existe otra mujer y asiste impotente al ocaso de su matrimonio. Marianne es la otra, la amante capaz de provocar en Johan sentimientos que este creía olvidados; representa, a su pesar, la pasión incontrolable, el fuego y su capacidad de destruir todo a su paso. Es consciente de ello y siente remordimientos por el daño que está provocando. Está en juego todo lo que Johan ha ido construyendo con paciencia a lo largo de años: una familia y un lugar en el mundo, acorde a unas estrictas normas religiosas. ¿Es «la paz más fuerte que el amor» como dice Esther? Marianne parece responder, aunque sea de manera indirecta: «Esto es lo más triste de mi vida, Johan, pero también lo mejor».Johan confiesa su secreto a su padre y también a su mejor amigo, Zacarías. Ambos le aconsejan que abandone su relación con Marianne, incluso su padre asegura que lo que está pasando es sin duda obra del maligno; pero al mismo tiempo ambos envidian su situación, esa capacidad por sentir deseo hacia otra persona.Otro de los protagonistas de Luz silenciosa es la naturaleza, filmada en formato panorámico y con una fotografía exquisita; ya sea en su estado salvaje, en forma de paisajes abiertos y extensos, cielos nubosos, tormentas, bosques, noches estrelladas…, o en su forma domesticada, bajo la apariencia de tierras de cultivo, animales estabulados…La película está rodada con un ritmo lento y parsimonioso de planos de larga duración, con movimientos de cámara a menudo imperceptibles y utilizando a veces lentes deformantes para crear una atmósfera asfixiante. Cuenta con un notable trabajo de interpretación, en el que las dos protagonistas femeninas, Miriam Toews (Esther) y María Pankratz (Marianne), son actrices profesionales y de origen menonita. El resto del reparto es no profesional (algo habitual en el cine de Reygadas) y pertenece a la comunidad menonita, incluido su actor principal, Cornelio Wall (Johan). El idioma utilizado es el hablado por dicha comunidad, el plautdietsch, lo que añade autenticidad al filme.La cinta concluye con un plano secuencia que nos muestra un atardecer, rodado de manera similar a la secuencia inicial y como si cerrara un ciclo. La cámara avanza en mitad de un bosque de árboles que se recortan contra el cielo, mientras se escuchan sonidos de animales invisibles y la tarde va cayendo hasta que la luz silenciosa desaparece por completo.Luz silenciosa fue presentada en 2007 en el único cine de Ciudad Cuauhtémoc, ante la comunidad menonita. Consiguió, entre otros, el Premio del Jurado en el Festival de Cine de Cannes.